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Todos queremos despedir a Verónica Forqué

El guionista y director José María Forqué, icono del cine y en especial de la comedia española en cuya memoria se otorgan los Premios que llevan su nombre, recibió el Goya de Honor en 1994. En sus palabras de agradecimiento, el director de María Morena (1951) o Amanecer en puerta oscura (1957) se refirió a su hija, la actriz Verónica Forqué: “Quizá lo mejor que he hecho”.

El que entregó el Goya honorífico fue ni más ni menos que Luis García Berlanga. A su lado, Verónica lloraba, orgullosa y agradecida por las palabras de su padre.

Porque aunque José María Forqué se opuso inicialmente a que su hija —su “niña de ojos bonitos”— fuera actriz, Verónica se las ingenió para convertirse en uno de los pilares del cine español contemporáneo. Ya para entonces había pasado de ser uno de los rostros más reconocibles de la comedia de los 70 y 80, a ser una verdadera “chica Almodóvar”, a pesar de que Sabina no la mencione en su conocida canción.

De su primera época destacan sus actuaciones en La guerra de papá (1977), la adaptación que hizo Antonio Mercero de la novela de Miguel Delibes El príncipe destronado; Las truchas (1978), de José Luis García Sánchez, con Héctor Alterio y Ofelia Angélica en los papeles estelares; Los ojos vendados (1978), de Carlos Saura, y El canto de la cigarra (1980), donde fue dirigida por su padre, José María Forqué.

En paralelo desarrollaba su carrera como actriz de televisión en series como Silencio, estrenamos (1974), Estudio 1 (1979-1982) o El español y los siete pecados capitales (1980); y de teatro en Divinas palabras (1975), de Valle-Inclán; El zoo de cristal (1978), adaptación de José Luis Alonso de la famosa obra de Tennessee Williams; o en la portentosa ¡Ay, Carmela! (1987), de José Sanchis Sinisterra.

Su primera película con Almodóvar fue ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), a la que siguieron Matador (1986) y Kika (1993), por la que fue reconocida con uno de los cuatro premios Goya que recibió a lo largo de su carrera. Los otros tres fueron por El año de las luces (1986), de Fernando Trueba; La vida alegre (1987), de Fernando Colomo, y Moros y cristianos (1987), de Luis García Berlanga. Este año, 1987, fue de doblete para ella: por La vida… obtuvo el Goya a la mejor actriz principal, y por Moros…, a la mejor actriz de reparto.

Otra película fundamental en la filmografía de Verónica Forqué es Madrid (1987), cinta de culto con aires wendersianos de Basilio Martín Patino; así como Sé infiel y no mires con quién (1985), de Fernando Trueba; Alegre ma non troppo (1994), de Fernando Colomo; Amor propio (1994), de Mario Camus; El tiempo de la felicidad (1997) y Clara y Elena (2001), ambas de Manuel Iborra; Reinas (2005), de Manuel Gómez Pereira; Ali (2012), de Paco R. Baños; Remember me (2019) de Martín Rosete, y Salir del ropero (2019), de Ángeles Reiné.

“Era toda luz. Estoy aquí para recordarla en este lugar tan adecuado. Entiendo que atraiga a tantas generaciones porque era maravillosa, una persona buenísima y una actriz cómica increíble. Verónica se preocupaba por todos, tenía una vida espiritual tan rica que es increíble que haya tenido este final”, dijo Pedro Almodóvar en el Teatro Español de Madrid donde ayer centenares de amigos, colegas y admiradores despidieron a la actriz, fallecida el pasado 13 de diciembre.

“Divertida, sensible y frágil”, escribe la periodista y crítica Elsa Fernández-Santos en El País, “en más de cuarenta años de carrera, Forqué enamoró a un público que vio en ella a una actriz enorme, una payasa capaz de congelar sus golpes de risa con su lado más huidizo y melancólico”.

Era una autora, no sólo una actriz, como recuerda también Álex Vicente, perteneciente a la estirpe de Catherine Deneuve, Isabelle Huppert o Robert De Niro. De hecho, de Forqué se puede decir lo que Claude Chabrol dijo alguna vez sobre Huppert: “Hay pocos autores capaces de construir su obra en el interior de las obras de los demás. Ella es una de las excepciones. Todas las películas donde ha aparecido son suyas”.

Crédito de la imagen: Verónica Forqué con Rosa Maria Sardà en Salir del ropero (2019), de Ángeles Reiné.

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