«¿Cine, película? ¿Qué es eso, profesora?», le pregunta el pequeño Sistu a su maestra. «El cine es como una pared donde se ven figuras que se mueven», le dice ella.
Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo, la película dirigida por el peruano César Galindo que se alzó con tres premios en el reciente Festival de Cine de Lima, narra la historia de Sistu, un niño andino y quechuahablante que descubre por casualidad la magia del cine y decide compartirla con la gente de su comunidad, que hasta entonces tampoco tiene idea de qué se trata aquello.
Pero cuando el pequeño cine del pueblo abre sus puertas, el único que está ahí es Sistu. «¿Los demás no han venido?», le pregunta el proyeccionista. «No vendrán hasta que en el cine haya una película en quechua», le explica Sistu.
A modo de solución, la comunidad elige al curioso niño para que vaya al pueblo a ver las películas —da igual que sea Lo que el viento se llevó, una de Bruce Lee o la clásica versión de Drácula de Tod Browning con Béla Lugosi haciendo del conde vampiro— y la cuente a todos la mañana siguiente. Hasta que un día Sistu encuentra que el cine se ha ido.
Willaq Pirqa, toda una declaración de amor al cine por parte de un director que a sus 74 por fin ha visto estrenada una película en las salas comerciales su país, está haciendo reír y llorar al público peruano a partes iguales, tal y como ya ocurriera en el Festival de Lima, donde uno de los premios que se llevó fue precisamente el del Público.
«La idea de la película es que fuera universal», le explicaba Galindo el día del estreno al periodista Juan Carlos Fangacio del diario El Comercio de Lima, «porque la risa y la tristeza son universales, son cosas que se entienden en cualquier idioma».
César Galindo, que lleva viviendo muchos años en Suecia, tiene cinco cortometrajes en su haber (Huset Matusita, 1990; Kungen av Danvikstull, 1992; Cholo soy, 1992; Fem minuter för Amerikas döda, 1993; Nuqa, 1994) y cuatro largometrajes: Stockholmstango (1995), el documental Stockholmania (1998), Gringa (2010) y Willaq Pirqa (2022).
«Siempre he pensado que cada uno tiene un número de lotería de la vida», dice en la entrevista con Fangacio. «Cada persona tiene un camino diferente. En Suecia yo solía decir: “No soy un Spielberg, hago el cine que hago”. Por eso mi camino ha sido diferente al de otros directores. El haber esperado todo estos años no es algo que me dé pena ni nada por el estilo. Sólo disfruto lo que me toca. Alguna razón debe de haber».
El hecho de que la película esté hablada toda en quechua, en un país que a menudo no se reconoce en ese idioma —ni en la mucha gente que lo habla— también tiene un significado para el director peruano.
«En la vida uno tiene muchas ambiciones y metas, y una de las mías siempre fue reivindicar nuestro idioma. No me interesaba hacer una cosa anecdótica como una película a la que le metes diez frases en quechua. Yo quería hacer una película 100% en quechua, ése era mi sueño».
Escrita por el director junto a los reconocidos guionistas Augusto Cabada y Gastón Vizcarra, Willaq Pirqa es una coproducción de Perú (Casablanca Cine) con Bolvia (Alma Films) que recibió la ayuda de Ibermedia en esa modalidad en la Convocatoria 2016. En el Perú la distribuye V&R Films.
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Crédito de la imagen: fotograma de Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo, de César Galindo.