Vida férrea (Steel Life), la película de Manuel Bauer que a modo de railroad movie sigue el viaje del Ferrocarril Central del Perú desde la cima de los Andes, a 4.800 metros de altitud, hasta el puerto del Callao, en el Océano Pacífico, se ha alzado con el Premio de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) en la edición 2022 del Festival Visions du Réel que terminó ayer, domingo 17 de abril, en la ciudad de Nyon, Suiza.
“No puedo estar más contento, este viaje arranca bien”, escribió el cineasta peruano en sus redes sociales. Visions du Réel es un festival especializado en cine documental que desde su primera edición en 1969 ha premiado películas de maestros del género como el estadounidense Frederick Wiseman, el ruso Aleksandr Sokúrov, el suizo-estadounidense Robert Frank o el francés Raymond Depardon.
Producida por la peruana TV Cultura y la española Kilovivo Producciones, Vida férrea recibió la ayuda de Ibermedia a la Coproducción en la Convocatoria 2015. Bauer es el guionista y director; el director de fotografía es José Luis Salomón; y Carlos Cárdenas, Alejandro Lázaro, Sandra Yépez y el propio Bauer figuran en los créditos de producción.
“Hace unos años me encontré viajando en la locomotora del Ferrocarril Central Andino, explorando un universo único que sólo disfrutan maquinistas y brequeros”, recuerda en sus notas el director del documental. “Es un tren de carga que básicamente transporta minerales. Durante cien años fue el ferrocarril más alto del mundo. En el 2007, China terminó el tren al Tibet que supera los 5.000 metros sobre el nivel del mar, dejando al peruano en segundo lugar. A pesar de haber perdido el título, quedé asombrado de cómo esta oruga mecánica gigante y pesada arrastra una infinita cola de vagones desde más de 4.800 metros de altitud hasta la orilla del mar, sobre una vía diseñada en 1870”.
“Tomando en cuenta cómo la ingeniería de aquella época tuvo que encarar una geografía tan difícil, el trayecto se torna muchas veces surrealista, ya que la máquina tiene que bailar haciendo zigzags para encarar pendientes imposibles o girar sobre una especie de tocadiscos gigante para inventarse una curva. No sólo el desafío a la naturaleza que representa su ruta es impactante, sino también los paisajes tan disímiles que atraviesa, alternando a lo largo de su vía parajes hermosos, como las verdes pampas de la puna, y otras como las zonas mineras áridas y desoladas. Este viaje me reveló un universo visual muy potente y rico, rincones a los cuáles sólo tiene acceso el ferrocarril y que merecen ser narrados cinematográficamente”.
El trayecto de cuatro días ocurre durante las celebraciones del Día de la Independencia del Perú, el 28 de julio, de ahí que la película explore también qué es lo que une o separa a los peruanos que viven en sitios tan distintos, geográfica y socialmente. “Son gente a menudo abandonada por el Estado, que en los últimos tiempos ha privatizado tanto la compañía minera como la ferroviaria”, explica Bauer desde Nyon en una entrevista con el periodista especializado en cine documental y nuevas narrativas audiovisuales Héctor Llanos, de El País de España.
“Cuando empecé el proyecto, el Perú vivía en plena euforia por el renacer de la minería, se sentía primer mundo”, prosigue Bauer en esa conversación. “Pero en estos doce años esa bonanza inicial no se ha reinvertido en otras actividades económicas ni en servicios propios del Estado como la educación y la sanidad”, tal como ya ocurriera en otras épocas con “el boom extractivista del guano, el salitre, el caucho o la anchoveta”. Lo que lo lleva a concluir que el Perú “vive de forma permanente en el mito de Sísifo”.
La siguiente parada de Vía férrea será el festival de cine documental DocsBarcelona, que va del 18 al 29 de mayo, y antes, el 20 de abril, arrancará en Perú una gira de proyecciones puntuales en doce ciudades, varias de ellas protagonistas en el railroad movie que Bauer puso en marcha allá por 2011.