Relatos Salvajes de Damián Szifrón, que recibió ayuda del Programa Ibermedia, ha sido una de las cinco películas nominadas a Mejor película de habla no inglesa para el premio Óscar que la Academia de Cine estadounidense entregará el 22 de febrero en Los Ángeles. Además, la película argentina ha conseguido la nominación a 9 premios Goya, entre ellos a mejor dirección, mejor guion original y mejor interpretación masculina.
[:]
“Estoy muy contento, esto es maravilloso para todo el equipo de la película. Estar ahí ya es un premio, algo fuera de lo común. Es una demostración más del extraordinario camino que está haciendo la película”, dijo Ricardo Darín sobre la nominación a los Óscar.
Relatos Salvajes competirá por el Óscar a Mejor Película de habla no inglesa con Tangerines, de Zaza Urushadze (Estonia), Timbuktu, de Abderrahmane Sissako (Mauritania), Ida, de Pawel Pawlikowski (Polonia), y Leviathan, de Andrey Zvyagintsev (Rusia).
Esta es la tercera vez, junto con La teta asustada, de Claudia Llosa (Perú), y No, de Pablo Larraín (Chile), que una película apoyada por el Programa Ibermedia consigue la nominación al Oscar en esta categoría.
Hasta el momento, Argentina es el único país de Latinoamérica que ha recibido dos premios Oscar, uno en 1986 por La historia oficial, de Luis Puenzo, y otro en 2010 por El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella.
Por otro lado, la obra de Szifrón, que superó los 3.400.000 espectadores desde su estreno en Argentina, se encuentra también nominada a nueve Premios Goya: como Mejor Película, Mejor Película Iberoamericana, Mejor Dirección, Guión Original, Interpretación Masculina Protagonista (Ricardo Darín), Música Original (Gustavo Santaolalla), Montaje, Maquillaje y Peluquería y Dirección de Producción. Los premios se entregarán el 7 de febrero en Madrid.
Szifrón confirma su destreza narrativa en seis historias breves en las que Ricardo Darín, Oscar Martínez, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese, Érica Rivas y Julieta Zylberberg interpretan a seres de distinta condición social que son expuestos a diversos modos de violencia social en un grado tan alto que su forma de ver y pensar el mundo, sus creencias éticas, se derrumban y pierden sentido.
“La invitación que le hago al espectador es abandonarse a esa pérdida de los estribos e ir más allá, aventurarse hacia el deseo y el impulso más primitivo. ¿Qué pasaría en la realidad si alguien rompiera esos límites?”, se preguntó hace un tiempo Szifrón, después de competir por la Palma de Oro en el último Festival de Cannes.
El director aseguró que “uno se reprime como ciudadano muchas veces por día. Estamos midiendo las consecuencias de cada uno de nuestros actos, calculando sus consecuencias. La vida de la gente en sociedad no es en libertad, sino muy controlada, y por eso está la fantasía de perder el control y responder a las cosas que nos ocurren”.