Si uno escribe el nombre de Rosa Maria Sardà en el buscador de la IMDb, Internet Movie Database, la mayor base de datos cinematográficos del mundo, el resultado confirma que “la Sardà”, como la llamábamos para remarcar su talento y su carácter insustituibles, participó en 96 producciones audiovisuales, entre películas y series de televisión, sin contar su papel de presentadora en galas como los Premios Goya, que como actriz ganó dos, por cierto, y sin contar por supuesto su trabajo en otra impresionante cantidad de obras de teatro.
Desde su aparición en un capítulo de la serie Hora once en 1969, cuando la actriz tenía 28 años, hasta Salir del ropero, la ópera prima de Ángeles Reiné que estaba por estrenarse en abril pasado pero fue suspendida por la cuarentena y las medidas de seguridad adoptadas para frenar la expansión de la pandemia del Covid-19, Rosa Maria Sardà fue y será una de las más importantes actrices españolas de todos los tiempos.
Entre ambas producciones, la Sardà nos deja un impresionante catálogo de actuaciones en largometrajes como Moros y cristianos, de Berlanga; Alegre ma non troppo, El efecto mariposa o Rivales, de Fernando Colomo; Airbag, de Juanma Bajo Ulloa; La niña de tus ojos, de Fernando Trueba; Amic/Amat, de Ventura Pons; Todo sobre mi madre, de Almodóvar; Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín, u Ocho apellidos catalanes, de Emilio Martínez Lázaro; y series como Crònica negra, Villa Rosaura, Homenots, Majoria absoluta, Abuela de verano o Dues dones divines.
Por su trabajo cinematográfico ganó dos Goyas a la Mejor Actriz de Reparto por Sin vergüenza, de Joaquín Oristrell, y ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, de Manuel Gómez Pereira, y recibió en 2010 la Medalla de Oro de la Academia de Cine española.
Pero aun así nos quedamos cortos.
El director de teatro Lluís Pasqual ha recordado tras conocer la noticia de su muerte, que Rosa Maria Sardà era “una persona capaz de hacer reír, de hacer llorar, capaz de darse con una generosidad enorme en el escenario y una actriz muy, muy inteligente, tanto para interpretar como en la vida”.
A Pasqual le encantaba trabajar con ella, elegirla para papeles que estaban como hechos para ella. “Esto es para la Sardà”, decía, y así la tuvo por primera vez en Rosa i Maria, obra basada en un texto de Bertolt Brecht estrenada en 1979, hasta Bérénice, de Jean Racine, de 2018, pasando por títulos emblemáticos que unieron para siempre a la pareja creativa como El balcó, Una estona amb la Sardà, Duet per a un sol violí, Wit, La casa de Bernarda Alba, CrecEnUnSolDéu o El ferrer de tall.
Lo mismo podían decir directores como Josep M. Benet i Jornet, Joan Ollé, Josep Montanyès, Mario Gas o Carme Cané.
Para Fernando Colomo, que dirigió a Sardà en películas como las ya mencionadas Alegre ma non troppo o El efecto mariposa, “era una de las grandes”, de una “honestidad increíble”, “una actriz que daba mucha verdad, sintetizaba rápidamente lo importante de cada escena y tenía esa rara capacidad para dominar igual el drama y la comedia”.
Justamente esta versatilidad para hacer comedia y drama ha sido celebrada por otros directores de cine como José Antonio Bayona (“Como los grandes cómicos de la historia, nos hizo reír horas y horas mientras, sin darnos cuenta, nos enseñaba a ser mejores personas”), actores como Javier Cámara (“Querida Rosa. Qué pena que te vayas. Cuánto reímos y cuánto aprendimos de tu inmenso talento. Qué mujer especial y brillante fuiste. ¡Hasta siempre!”) y humoristas y presentadores de televisión como Andreu Buenafuente (“LA SARDÀ. Así, en mayúsculas. Se va un referente. Mujer libre y culta. Teatro y comedia en las venas. Abrió caminos. Todos aprendimos de ella. Gràcies Rosa. (Vaya semanita…)”).
En IBERMEDIA Digital tenemos un especial dedicado a Anita no pierde el tren (2000), otra de las películas de Ventura Pons en la que actuó la Sardà. Para quien no la haya visto, es una comedia centrada en la taquillera de un cine de barrio quien ve cómo su vida se viene literalmente abajo cuando venden el cine para construir un multisalas y a ella la despiden porque no tiene la nueva imagen que quiere proyectar la empresa. Cuando empiezan las obras, Anita conoce al conductor de la excavadora y… todo vuelve a empezar para ella.
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En la foto superior, la Sardà con Verónica Forqué en una escena de Salir del ropero (2019), de Ángeles Reiné, la última película interpretada por la gran actriz fallecida a los 78 años.