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Glorimar Marrero Sánchez, directora de ‘La Pecera’, antes de viajar a Sundance: «Es un espaldarazo al cine puertorriqueño, caribeño e iberoamericano»

Escribe TOÑO ANGULO DANERI

La Pecera, el auspicioso debut en el largometraje de ficción de la puertorriqueña Glorimar Marrero Sánchez, acaba de ser seleccionado para la sección oficial internacional (World Cinema Dramatic Competition) de la próxima edición del Festival de Sundance, que se celebrará en su clásica sede de Park City, Utah, EE UU, del 19 al 29 de enero de 2023.

La película es una coproducción de Puerto Rico con España que recibió la ayuda de Ibermedia al Desarrollo en la Convocatoria 2016 y la ayuda a la Coproducción en 2019.

Narra la historia de Noelia (Isel Rodríguez), quien, diagnosticada de un cáncer en fase muy avanzada, decide volver a la isla de Vieques, en el extremo este del archipiélago de Puerto Rico, para reencontrarse con su madre y sus viejos amigos. Lo que descubre en la isla, además de otras formas de mirar su enfermedad —y de ser mirada ella como paciente—, es una comunidad que lucha contra la contaminación producida por más de 60 años de prácticas militares de la Marina de EE UU.

Como dice su guionista y directora, La Pecera es la historia de la determinación individual de una mujer ante un hecho tan radical como la cercanía de la muerte. Aunque también, y esto lo decimos nosotros, una forma brillante de abordar la historia de su país.

Glorimar Marrero Sánchez recuerda que además de los apoyos de Ibermedia, su primer largometraje también ha sido posible gracias a los siguientes premios y respaldos: Grant del Programa de Cine de Puerto Rico (2021), Fondo a la Coproducción del Ayuntamiento de Madrid (2019), Fondo a la Coproducción del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) de España (2019), Fondo Latinoamericano del Tribeca Film Institute (2018), Premio del European Audiovisual Entrepreneurs (EAVE) en el Festival de Málaga (2018), Primer premio de la Competencia de Guiones Inéditos en el Festival de La Habana (2017), Premio a la Directora del laboratorio Nuevas Miradas (2015), selección para el InsuLAB, Laboratorio Internacional de Desarrollo de Guión (2014) y para el Taller de Desarrollo y Financiamiento de Cine de la Corporación de Cine de Puerto Rico (2014).

Autorretrato de Glorimar Marrero Sánchez. © GMS.

En medio de los ajetreos ¡y la celebración! provocados por la selección de su ópera prima para Sundance, la directora puertorriqueña se dio tiempo para conversar con Ibermedia.

Me gustaría que empezaras con el origen de La Pecera. Veo su relación directa con tus dos cortometrajes de 2016: Todavía y, por supuesto, el documental Biopsia, que además de tema comparte ubicación, la isla de Vieques.

Luego de la escritura de mis primeros dos guiones de cortometrajes, Tokío y Amarillo, sentí la necesidad de explorar con un texto de larga duración. En medio de eso mi madre murió de cáncer colorrectal y varios meses luego de esta pérdida me volqué de lleno a trabajar en la primera versión del guión de La Pecera. Necesitaba escribir sobre la muerte y tramitar la pérdida de mi madre con un proyecto que me requiriera inmersión y concentración prolongada.

Estaba segura de que quería trabajar con la enfermedad, pero no necesariamente estaba lista para un abordaje biográfico. Es por eso que trabajé desde la creación de un personaje con su mismo padecimiento, pero que encara el proceso de manera diferente y en un contexto geográfico distinto.

Soy criada en el pueblo de Barranquitas, centro montañoso de Puerto Rico, y decidí trabajar con Vieques porque necesitaba trabajar con un lugar lejano al lugar originario de mi madre y mío, pero que enfrentara situaciones similares. Vieques es como un Barranquitas rodeado de agua. Son lugares geográficos en Puerto Rico que comparten historias y enfrentan vicisitudes producto del colonialismo.

El nacimiento de este largometraje tiene un lazo muy importante con mis primeros dos cortometrajes. Biopsia, por ejemplo, que es mi primer cortometraje como directora y guionista, nace durante la investigación de La Pecera. De hecho, cuando escribí la primera versión de La Pecera, yo figuraba sólo como guionista y creadora de la idea original. En la primera ronda de talleres había un director colega atado al proyecto. En el proceso de asesorías durante el desarrollo del guión, una recomendación en común de la mayoría de los asesores fue la invitación a que considerara dirigir el guión por tratarse de una mirada íntima y personal.

El tema es la autodeterminación. Muchas veces los enfermos como Noelia sufren de sobre-cuidados que pueden ser agobiantes, miradas que intentan construir la caja de la pecera

Fue así como decidí integrar el camino de desarrollo como directora al proceso de desarrollo del guión de largometraje. Luego de Biopsia, y gracias a un premio en Nuevas Miradas, obtuve un taller en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en Cuba (EICTV) con Kiki Álvarez, en medio del cual fui invitada a participar del ejercicio de pre-tesis de la Cátedra de Ficción de ese año. Fue así como dirigí Todavía, del cual también soy la autora de la idea original. En ambas historias trabajé con el cuerpo de mujeres enfermas y me tiré de lleno al proceso de dirigir, y fue así que asumí el rol de directora de La Pecera.

En el caso de esta película, tenía claro que el personaje principal sería una mujer enferma en etapa terminal, pero el tejido del contexto de Vieques se fue develando durante la investigación, entrevistas e historia oral. Para mí era importante anclar al personaje en un recorrido que nos dejara ver que Noelia es el espejo de Vieques. Vieques como espacio dual, contradictorio, en donde habita la belleza y la enfermedad producto de la contaminación bélica, me servía como escenario para hablar de Puerto Rico.

¿Siempre tuviste claro que iba a ser un largometraje de ficción? Es decir, que tu «ópera prima» te iba a presentar como una cineasta de ficción más que de documental.

Sí, desde el primer texto estaba claro que mi intención era explorar con una ficción híbrida. Sin embargo, la captura híbrida se redujo significativamente porque rodamos en pandemia y se trabajó en una puesta de escena más controlada durante el rodaje por el protocolo de Covid-19. Sí pudimos mantener algunas instancias híbridas completamente naturales sin efectos especiales que nutren la propuesta naturalista de la película.

Cuéntanos sobre el desarrollo del proyecto y la escritura del guión, dos procesos de los que no siempre se habla lo suficiente, creo.

El desarrollo del proyecto y el desarrollo del guión han sido etapas vitales en esta película. Escribí la primera versión del guión en 2013 y en el 2014 recibí el respaldo del Programa Ibermedia, que fue decisivo en el desarrollo del guión y en mi desarrollo como directora.

Pude contar con Xenia Rivery como asesora en guión y trabajé con ella en las exploraciones posteriores a la primera versión. Ese proceso se extendió por varios años. Tuve el privilegio de contar con una residencia en escritura junto a ella en Guanabo, Cuba, entre otras muchas instancias presenciales. El trabajo con Xenia fue vital para yo creer en mí misma como guionista y para explorar puntos de vista, recorridos y el desarrollo dramático de la historia. En el 2017 gané el Premio Coral al Mejor Guión Inédito en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana. Ese premio fue decisivo para el respaldo del Fondo Latinoamericano del Instituto de Cine de Tribeca y la selección en el MAFIZ. Digamos que cada paso en el desarrollo del guión abonaba para aglutinar respaldos e interés en el proyecto.

Mi madre murió de cáncer. varios meses después me volqué de lleno a trabajar en la primera versión del guión. Necesitaba tramitar la pérdida con un proyecto de inmersión prolongada

A la par del proceso de desarrollo de guión se articuló el desarrollo del proyecto. Participé de varios foros de coproducción y laboratorios. La participación en el MAFIZ del Festival de Cine de Málaga de 2018 fue decisiva en el desarrollo de la coproducción con España. En ese encuentro participó conmigo la productora de la etapa de desarrollo Camille Vandenbunder y conocimos a Amaya Izquierdo a quien le interesó el proyecto. Fue ella quien lo presentó a José Esteban Alenda, fundador de Solita Films.

Como parte del andamiaje de la coproducción logramos juntar recursos de Puerto Rico y España con talentos de ambos países y Argentina. En este diseño Ibermedia fue vital también porque nos respaldó en el modelo de coproducción. El gobierno de Puerto Rico también nos respaldó, así como el ICAA de España y el Ayuntamiento de Madrid.

También tuve el privilegio de estudiar con Mónica Discépola y Steven Bailey. La EICTV, cuando me acogió —viniendo del camino autodidacta—, me recibió por mucho tiempo, me extendieron muchísimas invitaciones. La formación allí ocurrió cuando escribía La Pecera, proceso que detuve mientras estudiaba, pero que estaba latente en sí mismo; siento que no sólo me desarrollé como directora, sino que el guión se fortaleció por una etapa prolongada y pausada de reescritura que se nutrió de la formación como directora.

Camino al rodaje tuve la oportunidad de ser guiada por María Eugenia Sueiro como maestra de guión y dirección. Y con ella y Natalia Smirnoff aprendí a trabajar desde lo vital y la intuición. Fue de eso de lo que me pude sostener en rodaje.

Los huracanes Irma y María de 2017 provocaron retrasos naturales en el proyecto. Luego Puerto Rico sufrió un terremoto y llegó la pandemia. Hicimos malabares para no perder los respaldos que habíamos logrado y fue por eso que tuvimos que rodar en 2021, octavo año de desarrollo del proyecto.

Rodaje de La Pecera en la isla de Vieques, Puerto Rico. © Thais Llorca

Noelia es el espejo de Vieques. Vieques como espacio dual, contradictorio, donde habita la belleza y la enfermedad producto de la contaminación bélica

En medio de todas estas circunstancias, un grupo de talentos boricuas se sumó al proyecto y se hizo un diseño de tarifas ajustadas para poder llevar a cabo el rodaje. Maité Rivera Carbonell se unió como productora ejecutiva e invitó a Tristana Robles, productora ejecutiva de Filmes Zapatero, quien estuvo a cargo de la dirección de producción. Jefes de departamento con más de veinte años de experiencia confiaron en el guión y en mi debut como directora, y sumaron su talento para la realización de la película. La postproducción se realizó a lo largo de 2022, noveno año desde la escritura de la primera versión y el estreno será en 2023, al cumplirse una década de trabajo.

Cuando comencé la escritura del guión, sabía que podía demorarme unos cinco años en armar el proyecto, y me convencí a mí misma de que podría lograrlo en dos o tres años. Los huracanes, los terremotos y la pandemia duplicaron esa línea de tiempo.

La Pecera es una película que cuenta una historia compleja por sus muchas capas. ¿Dirías que el tema central es el cuerpo femenino abordado a partir de las distintas miradas que se posan sobre él tras la irrupción de una enfermedad terminal?

No diría que el tema central es el cuerpo femenino, pero sí que es el canal para contar el tema central, que es la autodeterminación. Las miradas que mencionas son vitales en el personaje principal porque la percepción de ellas generan su movimiento dramático. Estas miradas intentan construir la caja de la pecera, que puede llegar a ser asfixiante. Muchas veces los enfermos como Noelia sufren de sobre-cuidados que pueden ser agobiantes y generar tensiones tal como ocurre entre ella y Jorge, su pareja y principal cuidador.

Con el amigo-amante —que interpreta Modesto Lacén— veo aparecer otros dos temas presentes en tu obra: la sexualidad o, mejor dicho, lo que la enfermedad le hace al deseo sexual, y las tensiones latentes en la relación entre blancos y negros más allá de lo que pueda o no haber conseguido el mestizaje en Puerto Rico.

Me interesa hablar sobre la autodeterminación en todos los sentidos y la sexualidad es parte vital de la experiencia humana. Los enfermos y los moribundos tienen derecho al placer y es importante darle visibilidad al deseo de las mujeres enfermas. En el caso de Juni, negro, líder, confidente y gestor de la denuncia, es uno de los activistas viequenses. La representación de la afrodescendencia es vital porque es lo que somos los puertorriqueños.

Esta figura del «amigo-amante» representa también el acompañamiento sin juicio en la experiencia humana. Es con esta figura «sinflictiva» de su vida que Noelia se abre, porque sabe que ahí hay verdad, en la escucha pura, sin juicio y con un anclaje puramente sensorial.

Creo en la piel como lo que es, el órgano más grande del cuerpo. su poder es mayor de lo que conocemos. La piel es vital para procesar el duelo. El dolor se aloja en ella, el placer también

También veo una celebración de un tipo de mujer muy presente en América Latina y el Caribe: mujeres fuertes anímicamente, contundentes en sus acciones, que siempre tiran para adelante pase lo que pase y gracias a ellas avanza el resto. Mujeres que mueven el mundo.

Me parió y me crió una mujer con este tipo de carácter que mencionas. La representación de esa fuerza no sólo venía de ella sino de mis abuelas, tías, maestras. Puerto Rico y el planeta están llenos de ellas. Vieques, por ejemplo, tiene una larga historia de mujeres activistas, tal como pasa en Juana Matos. Esa red de trabajo y solidaridad, con todas sus complejidades, es una de las que sostiene al país en que se desarrollan mis historias; y me atrevo a decir que esa red no sólo sostiene a mi país sino al planeta.

Emociona ver que esos lazos de solidaridad se muestran físicamente. Como si nos estuvieras diciendo: eh, no basta ser solidarios; hay que tocarse, hay que sentir la piel del otro, prepararle comida, limpiar sus heridas, masajear sus pies.

Creo en la piel como lo que es, el órgano más grande del cuerpo. Siento que el poder de la piel es mayor de lo que conocemos o imaginamos. Creo en el poder del tacto y sus efectos en el sistema nervioso. La piel es vital para procesar el duelo. El dolor se aloja en la piel y el placer también. En Amarillo abordé el acompañamiento de un moribundo y en Tokío el acompañamiento ante la pérdida de una comunidad. En ambas historias la piel y el cuerpo juegan un rol vital. Para mí, el punto de vista de la piel en una historia siempre ha sido un canal de exploración.

Ya que hablamos de detalles, ¿qué nos dices sobre los caballos y tu forma de filmarlos, con ese énfasis en su anatomía: sus colores, sus cabezas, sus miradas, sus andares? Los caballos en La Pecera son un poco las vacas en La Josca, ¿no?

Los caballos me acompañan desde que tengo memoria. En Barranquitas, muy cerca de la casa en que me críe, habitan caballos en una finca. Algunos de ellos son de mi tío Carlos, quien cría caballos de paso fino, y muchas veces esos caballos llegan hasta la casa en que me crié, donde hoy día vive mi padre. La visualidad de los caballos siempre ha estado presente en mi espacio barranquiteño. De pequeña yo perseguía caballos imaginando que podía llegar a montarlos de sólo agarrarles la crin. En el sufismo se utiliza la imagen del caballo como representación del ego. Yo soy caballo en el calendario chino, y he documentado fotográficamente a muchos caballos y yeguas. Al llegar a Vieques esa conexión se expandió. Es imposible narrar a Vieques sin los caballos que habitan los espacios públicos y transitan libremente por toda la isla. Es natural cruzarse con un caballo en una plaza pública, en una casa, en la playa o en las duchas de la playa.

Los caballos de La Pecera son sin duda un espejo de las vacas de La Josca. Son esos testigos naturales, aparentemente silenciosos, que habitan el entorno que está lleno de violencia. Los caballos «libres» en Vieques también hablan de aquello que es imposible de domesticar; pero ojo, en esa aparente libertad hay muchos de ellos que están enfermos, lo que añade peso a la dualidad viequense y a la manifestación del terror en la belleza.

© Thais Llorca.

Es imposible narrar a Vieques sin los caballos que habitan los espacios públicos y transitan por la isla. Es natural cruzarse con uno en una casa, en la playa o en las duchas de la playa

Tampoco se puede hablar de La Pecera sin hablar de Vieques: usada por la Marina de EE UU para realizar «prácticas militares» durante más de 60 años, convertida en un depósito de residuos tóxicos, cerrada en una tercera parte a los viequenses y muy probable razón de por qué en esa isla hay un 30% más de incidencia de cáncer que en resto del país. Lo increíble es que con estos datos hayas hecho una obra de arte.

Gracias por reconocer el trabajo. Para mí es importante hablar de la contaminación bélica en Vieques. Si bien el tema central de la trama es el ejercicio de la autodeterminación de Noelia, al lugar que nos lleva en la acción de defender su derecho como moribunda es a Vieques, un lugar que al igual que ella está enfermo. Con Noelia vemos la belleza y la enfermedad en Vieques, y conocemos un poco sobre la razón que la provocó. Asimismo, se ve la enfermedad en el cuerpo de Noelia un poco para alertar al espectador de que lo que le pasa al cuerpo de ella le pasa a Vieques y a todos los espacios del planeta que sufren contaminación bélica.

Creo en el poder del audiovisual y en la reescritura de guión. Los datos que mencionas son parte de la información con la que me encontré de frente durante la investigación. La situación en Vieques es grave. La desatención de las autoridades responsables de la salud pública de los viequenses es latente. Vieques necesita atención urgentemente.

Ahora vamos a la gran noticia: La Pecera ha sido seleccionada para Sundance.

Recibí la noticia el pasado 10 de noviembre y la compartimos con un grupo pequeño porque el anuncio público saldría el 7 de diciembre. Desde la noticia no hemos parado de trabajar para poder cumplir con todas las responsabilidades que esta selección conlleva. Es una oportunidad para divulgar nuestro cine, que pocas veces se ve representado en este tipo de festival. Nos alegra que Sundance sea receptivo con la película. La selección nos ha abierto muchas puertas para su futura divulgación.

Esta selección es también un espaldarazo al cine puertorriqueño, caribeño e iberoamericano, a las coproducciones internacionales y al valor de formar parte del Programa Ibermedia. Es importante también para la representación de todas las mujeres que lideraron departamentos durante el desarrollo, la preproducción, el rodaje y la postproducción de la película. Y que se vea como el resultado de una apuesta a una película independiente concebida y realizada en Puerto Rico, en coproducción con España. En realidad, es un modelo aplicable al desarrollo de la cinematografía de la región.

Estamos organizando la participación de una delegación de España y Puerto Rico para asistir al estreno y a las proyecciones subsiguientes, que serán hasta el 27 de enero de 2023. Seremos varios, así que nos acompañaremos y celebraremos el trabajo de todo el equipo.

La directora preparando una toma con Isel Rodríguez (Noelia) y Maximiliano Rivas. © Laura Magruder.

Desde la noticia no hemos parado de trabajar para poder cumplir con todas las responsabilidades que esta selección conlleva. Sundance Es una oportunidad para divulgar nuestro cine

¿Y qué nos dices del cine puertorriqueño actual? ¿Te animas a recomendarnos algunas películas recientes?

El cine puertorriqueño contemporáneo está muy activo. La pandemia no detuvo la realización independiente. Varias colegas han estrenado este año y el pasado, otros están en postproducción, este semestre se han estrenado cuatro obras puertorriqueñas en las salas de cine del país. También, este año y el pasado, varias directoras puertorriqueñas han estrenado obras en festivales internacionales. La creación de ficción y documental no se ha detenido a pesar de todos los obstáculos. La creación cinematográfica independiente se sostiene por la solidaridad, el trabajo duro y, en la mayoría de los casos, con largas etapas de desarrollo por lo complejo del proceso de financiamiento.

Recomiendo las siguientes películas del cine nacional:

  • La Granja (Ángel Manuel Soto, 2015)
  • Antes que cante el gallo (Ari Maniel Cruz, 2016)
  • Perfume de gardenias (Gisela Rosario Ramos, 2021)
  • Maldeamores (Mariem Pérez Riera y Carlos Ruíz Ruíz, 2007)
  • Meteoro (Diego de la Texera, 2008)
  • El silencio del viento (Álvaro Aponte Centeno, 2017)
  • Las carpetas (Maite Rivera Carbonell, 2011)
  • El clown (Pedro Adorno y Emilio Rodríguez, 2006)
  • Serán las dueñas de la tierra (Juanma Pagán Teitelbaum, 2022)
  • Picando alante (Israel Lugo, 2022)

En cuanto a cineastas jóvenes y emergentes, la lista es larga. Por ejemplo, recientemente el Festival de Cine Europeo premió a Paulís Cofresí, de 17 años, y a Michelle Malley, que tiene menos de 40 y también trabaja en el desarrollo de su ópera prima. Llaima Sanfiorenzo también trabaja en el desarrollo de guión de un largometraje; Mariana Emmanuelli, Claudia Calderón, entre tantos otros colegas que trabajan proyectos en distintas etapas de la realización.

Muchos de los estrenos recientes son de mujeres directoras, trabajadoras talentosas que han roto esquemas, con variedad de abordajes y lenguajes narrativos, colocando la cinematografía puertorriqueña, caribeña e iberoamericana en el circuito del cine independiente internacional. Armar la realización de una obra independiente no es tarea fácil y éstas son películas que han logrado completarse a pesar de la inestabilidad en los escenarios.

Los cineastas son personas inquietas: cuando estrenan una película ya han empezado a escribir o a desarrollar la siguiente. ¿Nos cuentas qué te traes entre manos?

El título de trabajo de mi segunda ficción es El grito de la trinitaria. Es una historia que desarrollé durante la etapa de post-producción de La Pecera, cuando vivía en el barrio Usera en Madrid. El proyecto está en una etapa inicial de desarrollo de idea y guión. Mi intención es trabajar con el mismo modelo de coproducción, con Solita Films y Auna Producciones, y estamos en esas conversaciones. Valoro mucho el modelo que logramos diseñar para la realización de La Pecera y mi intención es dar continuidad para lograr la realización de otras películas como colectivo, incluyendo en la fórmula a las empresas puertorriqueñas que nos respaldaron: GILL Engineering Group, PJ Gaffers, Camera and Lighting y Filmes Zapatero. La unión de talentos y recursos fue una combinación efectiva para realizar la película; a pesar de todos los errores que cometimos, los aciertos también se manifestaron.

Paralelamente trabajo en la dirección de un documental comisionado por la organización Mujeres Latinas en Acción, que cumple 50 años en 2023. Aspiro a sintetizar el enorme resultado del trabajo de esta organización y su impacto en la vida de las mujeres latinas que reciben y han recibido sus servicios en las pasadas décadas. Y también trabajo en la investigación y desarrollo del documental híbrido El Fenómeno, que cuenta con el respaldo para el desarrollo del Programa Ibermedia. De este proyecto presentaré próximamente un cortometraje de la etapa de desarrollo, junto con una instalación.

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