El cineasta chuquisaqueño Humberto Ríos, destacado por realizar cortometrajes y largometrajes de fuerte compromiso social como Eloy y Al grito de este pueblo, falleció a los 84 años en Buenos Aires, Argentina. Junto a Jorge Sanjinés fue uno de los precursores del nuevo cine latinoamericano.
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Ríos nació el 29 de noviembre de 1929 en Sucre y radicaba en Argentina desde 1960; falleció por complicaciones de salud.
Siempre estuvo relacionado con los movimientos sociales de Argentina, América Latina e incluso con los de Francia, donde estudió cine en la década del 50. Durante su estancia en París conoció a los destacados cineastas mexicanos Manuel Michel y Salvador Elizondo, además del griego Constantino Costa Gavras.
Después de estudiar allí como camarógrafo y para ser director en la segunda mitad de la década del 50, en 1960 Ríos consiguió partir con rumbo a Buenos Aires, gracias a la ayuda que le ofreció la directora de TV argentina María Herminia Avellaneda, entonces enviada allí por Canal 7.
Su primer trabajo documental de veinte minutos realizado en Argentina se tituló Faena, rodado en un matadero, fue concebido como metáfora a los crímenes en los campos de concentración, poco antes de Fernando Solanas le dejara a su cargo la empresa de cine publicitario que conducía.
Con los fondos generados por aquella empresa el naciente Grupo de Cine Liberación pudo producir La hora de los hornos, clásico que dirigieron Solanas y Octavio Getino.
Poco después llegaría Eloy, según la novela de Carlos Droguet, una coproducción entre Argentina y Chile que representó a los dos países en el Festival de Berlín, y tras su participación en reuniones con otros realizadores latinoamericanos, nació la idea de un cine más comprometido.
La idea fue la de extender esa fórmula de generar ingresos con cine publicitario, un medio que estaba en crecimiento, para reinvertir las utilidades en cine de alto contenido político y militante.
También docente, Ríos tuvo como último proyecto la idea de un filme acerca del recorrido del santafecino Edgardo Cacho Pallero, una figura del cine latinoamericano de la década del 60, dedicado principalmente a la producción de filmes comprometidos con su tiempo.
Otras de sus obras son los cortos Juego cruzado (1961), Pequeña ilusión (1962), Prensa (1974), Hombres de puerto (1974) y Luisa Vehil y los días felices (1989), Argentina mayo de 1969: Los caminos de la liberación (1969), Al grito de este pueblo (1972), Esta voz entre muchas (1979), El tango es una historia (1983), Del viento y del fuego(1983), y finalmente Fernando Birri, el utópico andante (2012).
Ríos fue docente de la Carrera de Cinematografía de la Universidad Nacional de La Plata y en otras instancias de enseñanza, incluidos los talleres del Festival de Cine de Derechos Humanos en Sucre.
Los últimos adiós a Humberto Ríos
En Sucre la noticia de su deceso fue difundida por el director del Centro de Gestión Cultural Pukañawi, Humberto Mancilla, quien lamentó la pérdida de uno de los referentes de la historia del cine boliviano. Dijo que junto a Jorge Sanjinés es uno de los pioneros del cine de vanguardia con un fuerte compromiso social. “Fue uno de los iniciadores del movimiento del nuevo cine latinoamericano, de ese cine que comienza a ser militante contra la dictadura y la represión”, apuntó.
En Buenos Aires, la Asociación de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) destacó a Ríos como “un amigo, un maestro, un hermano, un militante irremplazable”.
El cineasta haitiano Arnold Antonin expresó acerca de Ríos en las redes sociales “Gracias Humberto, donde quiera que estés, por esta bella amistad que nos ofreciste. Descansa en paz, con el reposo de los grandes como tú.”, también el argentino Eduardo Spagnuolo: “Tremendo dolor; un grande, un amigo, un hombre total. Chau Negro, un placer haberte conocido.”.
Desde Venezuela Juan Carlos Lossada presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) de Venezuela, señaló que “Tu vida fue y será nuestra vida, la del inconforme, la del perseguidor del sueño, la del procurador de una patria buena y por venir, la patria de la justicia, de la vida con dignidad para todos, por la que luchaste toda tu existencia, a través de tus opiniones y de tus acciones, de tu cine y de tus convicciones, de tu sonrisa y de tu obstinado pesimismo optimista”.