El lunes 30 de septiembre, Casa de América, con el apoyo de Ibermedia y Tornasol Media, rendirá homenaje a Manuel Pérez Estremera por su extensa y vital trayectoria en la cultura y el audiovisual iberoamericanos, y por su sostenido compromiso con las cinematografías de América Latina. Bajo el título Un año sin Manolo, habrá un diálogo en el que participará, entre otras personalidades, el periodista, guionista y director de cine Santiago Tabernero, quien ha tenido la gentileza de compartir estas palabras con Casa de América y con nosotros.
Un año sin Manolo
ELOGIO DE UN HOMBRE BUENO
A falta de noticias sobre el más allá, consuela pensar que seguiremos viviendo en el espacio que deja nuestra ausencia en los demás, eso que podríamos llamar la huella vital. La de Manolo Pérez Estremera sigue muy viva, un año después de su muerte, en la memoria de quienes tuvimos la suerte de conocerle, y como un referente inspirador para el cine español y latinoamericano de ahora.
Fue, en palabras de Machado, un hombre en el buen sentido de la palabra bueno, preciada cualidad que escasea en la calle y suele brillar por su ausencia en los despachos. Que alguien como Manolo, tan poco pagado de sí mismo, llegara a ocupar tantos cargos directivos a lo largo de su carrera, sólo puede entenderse como un hermoso error del sistema del que salió beneficiado el cine de las dos orillas.
Porque Manolo Pérez Estremera fue, ante todo, un apasionado del cine que descubrió enseguida que su sitio no estaba detrás de las cámaras o delante de los focos, sino contribuyendo con sus decisiones a que brillara el talento de los demás.
A ello se dedicó en cuerpo y alma durante cuatro décadas de fértil tarea, impulsando todo tipo de proyectos, creando dinámicas de grupo, contagiando tranquilidad y confianza en sus equipos, conciliando posturas encontradas, remando sin estridencias a favor de la obra. Siempre con esa sonrisa socarrona, tras la que ocultaba su proverbial timidez, preludio de un sentido del humor ausente de vitriolo.
Llevó con tal discreción sus galones, que nadie diría que tuvo tanto poder. Dirigió programas pioneros de la crítica cinematográfica en televisión como Fila 7 (1983-1986), contribuyó a potenciar el Festival de San Sebastián durante el par de años que fue su delegado general (1993-1994), influyó de un modo decisivo en el desarrollo del Nuevo Cine Latinoamericano desde la subdirección de producción externa de TVE (1987-1992), una tarea que se extendió al cine español de finales de los noventa y principios de siglo en Canal+. Tras su paso fugaz por la dirección del Instituto de Cinematografía y las Artes Audiovisuales, ICAA (2004), hizo lo que pudo como director de TVE (2005-2007) en defensa de una televisión pública fuerte, mientras los políticos planeaban su desmantelamiento.
El sostenido compromiso de Manolo con el cine latinoamericano facilitó la continuidad de sus autores, contribuyó a la divulgación de sus películas en España, alentó experiencias tan valiosas como Ibermedia TV o la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, y dejó en todo el continente una legión de amigos.
No se me ocurre mejor lugar que Casa de América para recordar al hombre bueno que fue Manuel Pérez Estremera, y celebrar su huella vital, el espacio que sigue ocupando su ausencia entre nosotros.
Santiago Tabernero
Septiembre, 2024
Crédito de la fotografía: Santiago Tabernero en un encuentro con el cineasta mexicano Arturo Ripstein celebrado en la Casa de América de Madrid. © Casa de América