“Los Ángeles, Berlín, Cannes, San Sebastián o Sundance: no hay festival internacional que ignore el gran momento del cine iberoamericano, premiado en todas las latitudes cinematográficas y que se define por nacer de una cooperación entre países y profesionales del sector.” Así comienza la noticia de la agencia Efe que celebra el cine iberoamericano como lo que es hoy , un cine de cooperación más vivo que nunca, entre otros motivos gracias al Programa Ibermedia. Por su interés para los lectores de este portal, desde aquí nos sumamos a la celebración.
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Es lo que se deduce de las palabras de Elena Vilardell, la directora del Programa Ibermedia, que desde que fuera fundado en la Cumbre Iberoamericana de presidentes y jefes de Estado de Venezuela hace algo más de veinte años ha apoyado centenares de películas y realizadores de la región.
“Nuestro cine parece que cuenta historias pequeñas, pero son universales”, ha dicho Vilardell a Efe, al frente del proyecto desde su creación, quien considera que “esa forma de contar” las historias en las que “todo el mundo puede sentirse identificado, es lo que es tan nuestro”.
Vilardell cree firmemente en que el cine iberoamericano tiene “una forma propia que cuenta con todos los matices nacionales” y tiene muy claro que “las grandes industrias” como Hollywood o el cine europeo no son “el rival” de las películas de la región.
“Son Ligas diferentes, pero también son nichos diferentes; también creo que el cine americano ya no produce nuevos relatos y ése es justo el momento que está atravesando nuestro cine, que no deja que crear historias”, reflexiona.
Destaca el buen momento del cine dominicano que, según dice, “antes se quedaba más en el mercado local” y la mejora en la industria colombiana, favorecida también por el acuerdo de paz en ese país, y provoca que la industria cinematográfica pueda tener “continuidad”.
Sabe también que “hay países que no tienen propiamente una industria”, pero asegura que “ya empiezan a contar sus historias”, aquellas que “les son propias y les toca contar”.
Vilardell reivindica el componente de cooperación de Ibermedia, en el que participan prácticamente los veintidós países iberoamericanos, un factor que a su juicio “marca la diferencia” con el resto de proyectos de ayuda al cine.
“No tuvimos que empezar de cero sino que fue una continuidad de lo que se dio en la escuela de cine de San Antonio de los Baños (Cuba). Fue una demanda de la sociedad que después los países recogieron para institucionalizarlo”, rememora.
En esa misma línea, la productora de Tornasol Films Mariela Besuievsky apunta que esta escuela creó “una generación de estudiantes de cine iberoamericanos” bajo el padrinazgo del colombiano Gabriel García Márquez y el argentino Fernando Birri.
“Diez años después nace Ibermedia, y ahí ya hay un caldo de cultivo de una generación que tiene mucho creado, entre gente de muchos países y es algo que facilita el trabajo”, rememora.
A su juicio, tras la aparición de esa generación y del Programa, se da “una mejora increíble en la producción en los últimos quince o veinte años”.
“Ibermedia ha sido un motor fundamental para la colaboración entre los países, ha empujado a hacer coproducciones no sólo con España, sino que luego la región empezó a coproducir entre sí”, recuerda la uruguaya.
Vilardell sabe que tras veinte años de “aprendizaje” y de constatación de que las películas iberoamericanas “salen muy bien”, es el momento de “cambiar el discurso” y prestarle atención a las nuevas plataformas porque según cree “se está produciendo una fractura entre el público joven y el viejo”.
Pese al gran desafío que esto supone, lo tiene claro: “El cine iberoamericano está más vivo que nunca. En este mundo mal globalizado, nuestro cine va con los tiempos que estamos viviendo, y mientras no pierda el paso y siga siendo un reflejo de lo que estamos viviendo, nos espera una larga vida”.