La tercera película del guatemalteco Julio Hernández Cordón inicia su recorrido por las salas europeas ganando el Gran Premio de los Encuentros de CinéLatino de Toulouse. Si con Gasolina obtuvo el Horizontes en San Sebastián y con Las Marimbas del Infierno sumó una decena de premios en otros tantos festivales internacionales, con Polvo Hernández Cordón se afirma como uno de los grandes nuevos directores del cine iberoamericano.
O terceiro filme do guatemalteco Julio Hernández Cordón inicia o seu percurso pelas salas europeias obtendo o Grande Prémio dos Encontros do CinéLatino de Toulouse. Depois de obter o Horizontes de San Sebastián com Gasolina, ao que juntou uma dezena de prémios noutros tantos festivais internacionais com Las marimbas del infierno, com Polvo Hernández Cordón afirma-se como um dos grandes novos realizadores do cinema ibero-americano.
Polvo, de Julio Hernández Cordón, tiene una doble relación con el cine documental. En la película, una pareja de documentalistas se enfrenta a la dolorosa tarea de contar la historia de las mujeres que siguen buscando a sus maridos o padres desaparecidos durante la larga Guerra Civil que devastó Guatemala entre 1960 y 1996. En la vida real, hace unos años, el director fue llamado por una antropóloga para participar en un proyecto similar centrado en las mujeres indígenas de su país. Hernández Cordón salió tocado de aquella experiencia (“me molestaba el hecho de grabar a alguien e irme a dormir a mi casa y ver la tele”) y de ese conflicto personal surgió el argumento de Polvo, cuyos protagonistas intentan en paralelo formar una familia a resguardo de la tragedia del pasado. La ficción opera así como un trasunto emocional, un alter ego de la propia impotencia del director. En eso radica su fuerza: su honestidad para abordar un drama que, en tanto siga habiendo “desaparecidos” sin justicia para sus familias, seguirá interpelándonos desde su tristeza sin respuestas.
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Polvo, de Julio Hernández Cordón, tem uma nova relação com o cinema documental. No filme, um casal de documentalistas lida com a dolorosa tarefa de contar a história das mulheres que continuam à procura dos maridos ou pais desaparecidos durante a longa Guerra Civil que devastou a Guatemala entre 1960 e 1996. Na vida real, há uns anos, o realizador foi chamado por uma antropóloga para participar num projeto semelhante focado nas mulheres indígenas do seu país. Hernández Cordón saiu abalado daquela experiência (“incomodava-me o facto de filmar alguém e depois ir para casa dormir e ver televisão”), e desse conflito pessoal surgiu o argumento de Polvo, cujos protagonistas tentam em paralelo formar uma família resguardada da tragédia do passado. A ficção atua assim como uma representação emocional, um alter ego da própria impotência do realizador. É nisso que a sua força radica: a sua honestidade para abordar um trama que, enquanto continuar a haver “desaparecidos” sem justiça para as suas famílias, nos irá continuar a abordar a partir da sua tristeza sem respostas.