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Mabel Lozano: «Además de cineasta soy una activista contra la trata de mujeres»

Cinco años le ha tomado a Mabel Lozano la realización de su nuevo largometraje documental, Chicas Nuevas 24 Horas, el más ambicioso que la directora y activista española dedica a la trata de mujeres, un tema del que su obra cinematográfica —con películas como Voces. Contra la trata de mujeres o Escúchame— es ya referencia mundial. Con Chicas Nuevas, Lozano no sólo muestra toda la complejidad del asunto al relacionar a la mujer o adolescente explotada sexualmente como principal víctima y al cliente como primer cómplice con el tremendo negocio-delito que representa la prostitución en tanto forma moderna de esclavitud (¡32.000 millones de dólares al año!, 40 millones de los cuales van a parar a los diarios europeos a través de la publicidad de contactos), sino que amplía también las posibilidades de llegar a muchísima más gente que la que acude a las salas de cine al tratarse de un proyecto multidisciplinar que incluye una exposición itinerante de fotografías, una novela, una web, canales de YouTube y mensajes de concienciación a través de las redes sociales, además de las numerosas conferencias que Lozano suele dictar en universidades, instituto de secundaria e incluso para los cuerpos de seguridad del Estado. Si su primer largo documental, Voces, llevó a la cineasta a viajar a Rumanía y Moldavia, con Chicas Nuevas 24 Horas ha cruzado el océano para rodar en Perú, Paraguay, Argentina y Colombia, países de captación de las mujeres, adolescentes y niñas que son explotadas en Europa, en particular en España, tercer país del mundo donde los hombres pagan por sexo, después de Tailandia y Puerto Rico. El Programa Ibermedia ayudó al desarrollo de Chicas Nuevas cuando todavía era un proyecto. Tras conseguir sendas nominaciones a los Goya y a los Premios Platino del Cine Iberoamericano en la categoría de Mejor Documental, y después de que en Paraguay la película fuese declarada obra de interés cultural, compartimos esta exhaustiva entrevista que le hicimos a Mabel Lozano hace unos días.

Escribe ESTEFANÍA MAGRO

—Tu primer documental, Voces. Contra la trata de mujeres, toca el mismo tema que el último, Chicas Nuevas 24 Horas. ¿Qué llegó antes, el deseo por dirigir o el deseo por denunciar la trata de mujeres?

—Soy de un pueblo pequeño de Toledo; cuando yo era pequeña las mujeres no eran directoras de cine, no teníamos referentes de mujeres realizadoras.

Más tarde, trabajando como actriz en Los Ladrones van a la oficina, tuve muy claro que quería dirigir, contar mis propias historias. El detonante para ponerme definitivamente tras la cámara fue conocer el relato en primera persona de Irina, una joven superviviente de la trata con fines de explotación sexual.

Desde entonces no he parado de formarme como realizadora y guionista en innumerables cursos, e incluso con un máster de cine social y derechos humanos en la Universidad de Galway, en Irlanda.

—Tú siempre hablas de Irina, la chica rusa que había venido a España con su novio sin saber que éste la iba a vender como esclava sexual por 3.000 euros. De hecho, tu corto Escúchame (que sepamos, tu única película de ficción hasta hoy) parece inspirada en ella. ¿Cómo la conociste?

—Sí, Irina era uno de los testimonios de mi primer documental Voces, y fue protagonista de Escúchame, mi corto de ficción contra la trata; utilicé la ficción precisamente para no volver a revictimizar a Irina, para no hacer pornografía con su cuerpo, con su sufrimiento.

Llegué a la trata, a Irina y a muchas otras mujeres y niñas víctimas de este delito a través del Proyecto Esperanza, asociación que trabaja contra esta vulneración de los derechos humanos.

Por cierto, también es de ficción mi corto Naciente que trata sobre la violencia en chicas muy jóvenes y está protagonizado por la actriz Macarena García, ganadora de un Goya.

Voces te llevó a Rumanía y Moldavia. ChN24H te ha llevado a cruzar el océano, a Perú, Paraguay, Argentina y Colombia. ¿En función de qué eliges los países? ¿Por qué no Brasil o Tailandia, digamos?

—El cine es una herramienta transformadora y así lo utilizo; por esta razón, y contra la trata, hago un trabajo transversal, rodando en países de captación de mujeres y niñas como son Rumanía, Paraguay, Colombia o Nigeria (en mi nuevo corto, Loveth), para después rodar en España como uno de los países más importantes de tránsito y destino de estas mujeres y niñas. De esta manera hacemos un trabajo de prevención en origen, y de educación y sensibilización en destino.

Está claro que la trata es un delito global, no sólo ocurre en los países en los que están rodadas mis películas, por desgracia, pero en España no hay víctimas tailandesas, y las mujeres de origen brasileño en este momento son menos que las de origen rumano o paraguayo. Esto no significa que no estén reflejadas, al contrario, están todas, es un grito alto y claro para reivindicar en todo el mundo la dignidad de las mujeres; los seres humanos no están en venta.

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—En Voces, el punto de vista que adoptas es el de la prostituta, la víctima de la trata de mujeres. En Escúchame también, aunque ya aparece el cliente como “factor clave del negocio”; esto es, como cómplice. En ChN24H claramente quieres llegar más lejos. ¿Cómo ha sido ese proceso de “complejización” del tema? ¿Cómo lo has vivido, de qué ha dependido para que hoy por hoy se te considere “la” cineasta (y principal activista) del tema en España?

—En Voces. Contra la trata de mujeres, mi primer documental, pionero en nuestro país hablando del tema, el foco estaba puesto en las supervivientes de este delito; ellas son lo más importante, lo único importante: mujeres y niñas “desnudas de derechos”. A través de sus testimonios contados en primera persona vemos claramente que la trata no es la prostitución, son mujeres y niñas prostituidas a la fuerza.

En Escúchame, el foco está puesto en la corresponsabilidad que tiene el demandante de este tipo de servicios con la trata. Ésta se rige por una única ley, la ley de la oferta y la demanda. El varón putero se convierte en cómplice de los amos de vidas ajenas y contribuye a fomentar el tercer negocio ilícito que más dinero genera tras el tráfico de armas y el narcotráfico.

Por último, en Chicas Nuevas 24 Horas, que además no es sólo una película sino un proyecto multidisciplinar a través del arte para denunciar el negocio de la compra y venta de personas, hablo del negocio, el mercado de la carne para la demanda de la prostitución mundial.

Han sido once años de investigación, sin dejar de colaborar con asociaciones, policía, fiscalía… Impartiendo numerosas conferencias en medio mundo, en universidades, centros educativos, también para formar a cuerpos de seguridad del Estado.

Además de cineasta soy una activista, no hay un on y off con la trata; aunque esté trabajando en otros temas como realizadora y guionista, como ser humano, como mujer y madre, mi implicación y lucha contra este terrible delito es constante.

También es muy importante la forma de abordar la trata: este tema da mucho morbo, y siempre el foco se pone en la desnudez de los cuerpos y no en la desnudez de derechos. Hay que tener mucho cuidado para no hacer más daño a las mujeres y niñas a las que se les robo todo, su dignidad, sus derechos… Hablamos de seres humanos muy dañados y hay que tener mucho respeto.

El cine es una herramienta transformadora y así lo utilizo […] Aunque esté trabajando en otros temas como realizadora, como ser humano mi lucha contra la trata de mujeres es constante

—En el documental resaltáis varias cifras muy llamativas. Mientras que la prostitución mueve 32.000 millones de dólares al año, la prensa recauda 40 millones de euros anuales en Europa a través de publicidad de contactos (y no sabemos si esto incluye la TV). Cuando dices esto delante de directores de periódicos, ¿qué dicen, qué cara ponen? ¿Dónde se les queda la ética?

—40 millones anuales es la cifra que recauda la prensa escrita con los anuncios de contactos, a través de internet también se recauda lo suyo. Esto es un gran negocio del que todo el mundo “saca tajada”, menos las víctimas.

Cuando se trata de dinero, de negocio, de recaudar, la ética se deja en un cajón oscuro. Por otra parte, esto no es cuestión de ética: la trata es un delito y es esto lo que amparan. Hay que ver mas allá de la explotación sexual, la trata es un delito que vulnera todos los derechos humanos.

—A lo largo de tu investigación de este mundo de la trata de mujeres, ¿qué es lo que más te impresionó y te sigue impresionando?

—Siempre las mujeres y niñas, sus testimonios, sus vidas… Cómo es posible que en pleno siglo XXI permitamos y amparemos la esclavitud que sufren mujeres y niñas frente a todos, en nuestras calles, plazas, clubes… No hay más cómplice con este delito que el que no quiere verlo, que el que mira para otro lado. Para mí, la trata no es un número o una estadística: la trata tiene rostro de mujer, de niña y se llama Yandy, Ana Ramona, Estela, Loveth…

—España es el tercer país en el que más hombres pagan por sexo, después de Tailandia y Puerto Rico, según el informe Trata de personas hacia Europa con fines de explotación sexual. De las charlas y mesas redondas en la que sueles participar por tu trabajo, ¿has sacado en claro alguna idea de por qué esto es así?

—La prostitución es de siempre, de toda la vida, está muy normalizada; además, se relaciona con el ocio, con el divertimiento. Hay mucho desconocimiento de la trata, fíjate que se sigue diciendo “trata de blancas” cuando las víctimas de este delito son blancas, negras, amarillas…

Chicas Nuevas 24 horas_2

—Otra cifra escalofriante, relacionada justamente con el título del documental, Chicas Nuevas 24 Horas, es la creciente demanda que hay por chicas cada vez más jóvenes, incluso adolescentes, es decir, menores de edad. En una década, desde Voces hasta hoy, ¿dirías que es un cambio notorio en el “mercado” de la prostitución en España y Europa?

—Sí, la demanda es cada vez mayor de mujeres más jóvenes, menores de edad, incluso niñas vírgenes. Son más fáciles de engañar, más dóciles, sumisas y atractivas para el demandante. Para los proxenetas son un cheque en blanco, las pueden vender en innumerables ocasiones.

Pretty Woman, la famosa película del recientemente fallecido Garry Marshall, aborda la prostitución desde un punto de vista muy diferente al tuyo. ¿Crees que este tipo de relatos que presentan a las prostitutas como simples chicas guapas algo confundidas y con un marcado amor por el lujo y el dinero es una zancadilla al trabajo de concienciación que estáis haciendo personas como tú?

—Películas como ésta y muchas otras hacen un gran daño porque están en las antípodas de la realidad.

La realidad es que entre el 80 y 90% de las mujeres que ejercen la prostitución en nuestro país lo hacen en condición de explotación y esclavitud extrema. Víctimas también del silencio, del miedo y la complicidad de todos.

—Una producción que aborda un tema tan espinoso tiene que ser muy difícil de rodar. ¿Tuvisteis muchas dificultades durante el rodaje?

—Fueron cinco años intensos de investigación concreta para este trabajo, búsqueda de testimonios, de expertos, de financiación. Ten en cuenta que no sólo es un largometraje: también es una exposición itinerante de fotografías, una novela, una web muy activa, canales de YouTube, posicionamiento en todas las redes sociales…

Tengo que decir que soy una mujer muy afortunada. He tenido magníficos compañeros en este largo viaje, equipos maravillosos en los cinco países, grandes cómplices que han hecho fácil lo difícil. Chicas Nuevas 24 Horas, además, es una coproducción de cinco países. Sin el apoyo de mis coproductores hubiera sido imposible rodar en los lugares donde ocurre todo. Además he tenido la suerte de encontrar a grandes profesionales y magnificas personas que se han convertido en amigos.

Y en el lado necesario de la financiación hemos contado con grandes fundaciones de derechos humanos que nos han apoyado incondicionalmente, así como teles y, desde luego, el Programa Ibermedia que en su día fue el pistoletazo de salida con su apoyo a Chicas Nuevas 24 Horas en proyecto. Que creyeran en el proyecto y que nos ayudaran a su desarrollo fueron las alas que nos permitió hacerlo realidad.

—¿Cómo te sientes cuando ves que ChN24H ha conseguido la nominación a Mejor Documental en los Goya y en los Premios Platino, y que además sea declarado de interés cultural en Paraguay?

—Muy contenta y agradecida por la visibilidad que todas estas grandes nominaciones dan a la trata, y todos los premios y homenajes que hemos recibido. Pero el mayor premio con nuestra película es que estamos en cientos de centros educativos y universidades de muchos países, como en Paraguay, incluso con la copia doblada al guaraní. De esta forma estamos consiguiendo cambiar la percepción de la trata a miles de jóvenes, y eso sí que es un premio transformador.

Ahora justo también termino de llegar de Colombia, con Chicas Nuevas 24 Horas, y de la mano de ONU hemos estado en universidades y centros educativos de Bogotá, Medellín, Cali y Cartagena, para hacer ese trabajo de prevención en origen.

En España comenzamos de nuevo el curso con innumerables peticiones de universidades, institutos, ayuntamientos… En noviembre estamos invitados a proyectar la película y hablar de trata en la Universidad de Guadalajara, en México, y, en abril, a la conferencia mundial sobre trata en Lima.

También seguimos en festivales de cine de medio mundo, así que la película sigue muy viva.

Chicas-Nuevas 24 horas_3

—Cada cierto tiempo vuelve al centro del debate el asunto de la legalización de la prostitución en España. ¿Cuál es tu posición al respecto?

—En Holanda la prostitución es legal y no sólo no disminuyó la trata, sino, al contrario, aumentó. Les dieron un maletín de respetables hombres de negocios a los traficantes de seres humanos.

—En España sólo el 8% de las películas son dirigidas por mujeres, según el estudio elaborado por la Asociación de Mujeres Cineastas y de los Medios Audiovisuales (CIMA). ¿Por qué hay todavía tan pocas mujeres directoras?

—El dato ofrecido por CIMA —de la que también soy socia— cuanto menos debería inquietar y cabrear a los espectadores. Eso quiere decir que mayoritariamente las películas que vemos están contadas por hombres, es decir, que vemos una imagen muy sesgada de la sociedad, una sola mirada. Las mujeres somos el 50% del talento mundial y es muy importante incorporar nuestra mirada también para hacer un mundo más rico, más plural, más real.

Por otro lado, no hay películas de hombres y de mujeres, hay películas buenas y malas dirigidas por hombres y mujeres.

La demanda es cada vez mayor de mujeres más jóvenes, menores de edad, incluso niñas vírgenes. Para los proxenetas son un cheque en blanco, las pueden vender en innumerables ocasiones

—Ya que hablamos de mujeres, en este caso, del ser mujer, te quisiéramos preguntar también cómo llevas la conciliación entre la directora viajera y la madre (que por cierto, no nos olvidamos, es el tema de otra de tus películas).

—La conciliación es el gran reto hoy en día. Mi familia es importantísima en mi vida, mis hijos son una prioridad. Es difícil educar en valores, respeto e igualdad si no estás a su lado.

Organizo muy bien mi agenda para estar el mínimo tiempo fuera. Emprendo los viajes en los momentos en que mi marido no tiene que viajar también y puede estar él a su lado, pero siempre tengo un terrible sentimiento de culpabilidad cuando me marcho, y de un gran alivio cuando regreso a casa.

Ahora es más fácil porque acaban de cumplir 15 años y, aunque me necesitan mucho, entienden mi trabajo, lo respetan y me animan a seguir haciéndolo.

—Suponemos que tus hijos están al tanto de los temas que tratan tus películas. ¿Es algo que promueves, que la prostitución en tanto trata de mujeres, esto es, en tanto esclavitud, sea incluida en los programas de educación sexual?

—Desde luego, es importantísimo. En España no se habla de sexualidad, de trata y prostitución en casa, todos estos temas siguen siendo tabú, y es en el entorno familiar donde se debería de hablar de esto con los menores. Pero, como no se hace, hay que abordarlos en los centros escolares. Este año he visitado más de 50 institutos de secundaria. Los chavales desconocen la trata, ellos lo relacionan con el ocio, la pornografía, la prostitución. Esto es lo que les llega a través de internet, de las películas. En este sentido Chicas Nuevas 24 Horas está siendo una magnifica herramienta educadora; el cine aporta valores.

—Volviendo al cine, ¿cuáles son tus directoras y/o directores referentes?

—Si te parece, déjame que haga una discriminación positiva en favor de mis compañeras. Me encanta el trabajo de Isabel Coixet, es grandísima, no deja de sorprenderme su talento. También Gracia Querejeta, Icíar Bollaín, Paula Ortiz, Judith Colell, Leticia Dolera, Juana Macías, Chus Gutiérrez, Sílvia Munt, y muchas otras.

—Ahora estás trabajando en un nuevo cortometraje documental, Tribus de la Inquisición. Cuéntanos de qué trata y en qué estado se encuentra.

Tribus de la Inquisición está basado en la crónica multipremiada del periodista boliviano Roberto Navia, y se estrena el día 22 de octubre en España, en el festival Abycine, en Albacete, y el mismo día en el festival FENAVID, en Bolivia.

Es el primero de mis trabajos que no habla de mujeres, pero sí de una gravísima violación de los derechos humanos. Bolivia ostenta el macabro ranking de linchamientos a manos de civiles. La justicia y la seguridad ciudadana se asumen por cuenta propia y a golpe de manada. Si los “supuestos” delincuentes son quemados y enterrados vivos son para goce y disfrute de todo el pueblo que asiste a esta barbaridad.

—Además de Tribus, ¿tienes otro proyecto entre manos? ¿O alguna idea para tu próximo largo?

—Tengo dos proyectos para el próximo año. Otro largo sobre la trata, porque aunque parezca que lo he contado todo, por desgracia no es así. Una productora colombiana me ha ofrecido dirigir un nuevo largo sobre este delito para rodar en Colombia e India.

También el próximo año voy a rodar un largometraje en cinco países latinoamericanos sobre los derechos sexuales y reproductivos de las niñas.

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