Dos películas que recibieron apoyo del Programa Ibermedia participaron en la duodécima edición del Festival Internacional de Cine de Pune, en la India, realizado semanas atrás. La chilena La pasión de Michelangelo, de Esteban Larraín, formó parte de la competencia mundial, y la colombiana Edificio Royal, de Iván Wild, fue exhibida en la sección Cine Global.
Dois filmes que receberam apoio do Programa Ibermedia participaram na décima-segunda edição do Festival Internacional de Cinema de Pune, na Índia, realizado há algumas semanas. O chileno A paixão de Michelangelo, de Esteban Larraín, fez parte da concorrência mundial, e o colombiano Edificio Royal, de Iván Wild, foi exibido na secção Cinema Global.
La pasión de Michelangelo, segundo largometraje del chileno Esteban Larraín, lleva a la ficción «la vida, pasión y caída del Vidente de Villa Alemana», un personaje real que en 1983, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, conmocionó a la sociedad chilena al asegurar que podía comunicarse con la Virgen María. Desde los primeros minutos la cinta mantiene en suspenso al espectador al ir mostrando los ‘poderes’ de Miguel Ángel (interpretado por el debutante Sebastián Ayala), un joven huérfano de 14 años que supuestamente recibe mensajes celestiales y los transmite fe forma muy histriónica. Rápidamente empezó a ganar popularidad al punto de que a las ceremonias que organizaba, que eran una suerte de culto al aire libre, llegaban miles de personas. “Hubo varios aspectos de la historia que me interesaron: está el tema de la búsqueda de identidad, lo que lleva al travestismo social simbolizado en la transformación de Miguel Ángel. También la religión como herramienta de manipulación y control social, y el fanatismo religioso”, comenta Larraín. La iglesia decide investigar la veracidad de este ‘profeta’, por lo que envía al padre Ruiz Tagle (Patricio Contreras), un jesuita que atraviesa una etapa de escepticismo y que representa la lucha entre la fe y la razón. Él descubre que el régimen militar tenía un interés especial en que Michelangelo mantuviera su “contacto divino”. La intriga y el misterio son los principales ingredientes de esta película que contrapone la religiosidad con la manipulación política, tal como ocurrió en la realidad. Destaca la actuación del joven Sebastián Ayala, que logra plasmar la grandilocuencia y la extravagancia del personaje que encarna, así como la negativa evolución de su personalidad. “Miguel Ángel es al fin y al cabo sólo un muchacho, y su cambio de personalidad está dada tanto por el poder repentino que adquiere como por esa sed de venganza que acumuló”, explica el realizador chileno. Este largometraje es una coproducción entre Chile, Argentina y Francia, tiene una duración de 87 minutos y ha cosechado elogios en diferentes festivales del mundo.
Edificio Royal, opera prima del colombiano Iván Wild, es una comedia negra cuyo humor se apoya en las situaciones absurdas que afrontan los pintorescos pero decadentes personajes que conviven en el Royal, un viejo edificio de Barranquilla –otrora elegante y de alcurnia– que presenta grietas, un severo desgaste y una creciente plaga de cucarachas. Los personajes de la historia son los siete habitantes del inmueble: la administradora del edificio (Laura García), que vive guardando las apariencias y pendiente de la lectura de cartas; el conserje (Adel David Vásquez), que trata de solucionar los numerosos problemas del edificio; la pareja conformada por el embalsamador Justo (Jorge Perugorría) y su supersticiosa esposa (Katherine Vélez), y una pareja de ancianos (Jaime Barbini y Beatriz Camargo) que, en su avanzada pérdida de memoria, piensan que la foto de Tom Cruise que tienen en su sala es la de su hijo. La película «narra historias con un conflicto límite, enmarcadas en el contexto del absurdo y en tono de comedia negra. En el Edificio Royal, los conflictos son más grandes que sus personajes, y para ser solucionados exigen de ellos algo que no pueden o no saben dar», dice Wild respecto a su obra. El centro de la historia toma lugar un domingo en el que se juega una final del fútbol colombiano entre Atlético Junior y Nacional, cuando Justo lleva a su departamento un féretro con un cuerpo embalsamado para asegurarse de que le pagarán por su trabajo –hecho que alterará a su pareja–, a lo que se suma la inesperada visita de un inspector de salubridad. Esto generará un quiebre en la convivencia de los residentes del edificio. Esta coproducción entre Colombia, Venezuela y Francia juega con el tema de la muerte en diferentes formas; ‘juega’ literalmente, porque lo hace sobre todo a través de la comedia.
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A paixão de Michelangelo, segunda longa-metragem do chileno Esteban Larraín, leva à ficção “a vida, paixão e queda do Vidente de Villa Alemana”, uma personagem real que em 1983, durante a ditadura militar de Augusto Pinochet, abalou a sociedade chilena ao garantir que conseguia comunicar com a Virgem Maria. Logo a partir dos primeiros minutos, a fita mantém o espetador em suspensão ao mostrar os “poderes” de Miguel Ángel (interpretado pelo debutante Sebastián Ayala), um jovem órfão de 14 anos que supostamente recebe mensagens celestiais e as transmite de forma muito histriónica. Começou a ganhar popularidade rapidamente, até ao ponto de, às cerimónias que organizava, que eram uma espécie de culto ao ar livre, chegarem milhares de pessoas. “Houve vários aspetos da história que me interessaram: está a questão da procura da identidade, o que leva ao travestismo social simbolizado na transformação de Miguel Ángel. Também a religião como ferramenta de manipulação e controlo social, e o fanatismo religioso”, comenta Larraín. A Igreja decide investigar a veracidade deste “profeta”, pelo que envia o padre Ruiz Tagle (Patricio Contreras), um jesuíta que atravessa uma fase de ceticismo e que representa a luta entre a fé e a razão. Ele descobre que o regime militar tinha um interesse especial em Michelangelo manter o seu “contacto divino”. A intriga e o mistério são os principais ingredientes deste filme que contrapõe a religiosidade à manipulação política, tal como aconteceu na realidade. Destaca-se a atuação do jovem Sebastián Ayala, que consegue plasmar a grandiloquência e a extravagância da personagem que representa, bem como a negativa evolução da sua personalidade. “Miguel Ángel, no fim de contas, é apenas um rapaz, e a sua mudança de personalidade deve-se tanto ao poder repentino que adquire como a essa sede de vingança que acumulou”, explica o realizador chileno. Esta longa-metragem é uma co-produção entre o Chile, a Argentina e França, tem uma duração de 87 minutos e colheu elogios em diferentes festivais do mundo.
Edificio Royal, primeira obra do colombiano Iván Wild, é uma comédia negra cujo humor assenta em situações absurdas com que se deparam as pitorescas mas decadentes personagens que convivem no Royal, um velho edifício de Barranquilla –outrora elegante e de linhagem– que apresenta rachas, um sério desgaste e uma crescente praga de baratas. As personagens da história são os sete habitantes do imóvel: a administradora do edifício (Laura García), que vive mantendo as aparências e dependente da leitura de cartas; o porteiro (Adel David Vásquez), que tenta resolver os inúmeros problemas do prédio; o casal formado pelo embalsamador Justo (Jorge Perugorría) e a sua supersticiosa esposa (Katherine Vélez) e um casal de idosos (Jaime Barbini e Beatriz Camargo) que, na sua avançada perda de memória, pensa que a fotografia de Tom Cruise que têm na sala é a do seu filho. O filme “narra histórias com um conflito limite, enquadradas no contexto do absurdo e em tom de comédia negra. No Edifício Royal, os conflitos são maiores do que as suas personagens, e para serem resolvidos exigem deles algo que não podem ou não sabem dar”, diz Wild a respeito da sua obra. O foco da história tem lugar num domingo em que decorre uma final do futebol colombiano entre o Atlético Junior e o Nacional, quando Justo leva ao seu apartamento um caixão com um corpo embalsamado para se certificar que lhe vão pagar pelo trabalho –o que irá deixar a esposa fora de si–, a que se junta a inesperada visita de um inspetor de saúde. Isto irá gerar uma quebra na relação dos residentes do edifício. Esta co-produção entre a Colômbia, a Venezuela e França joga com a questão da morte em diferentes formas; “joga” literalmente, porque o faz principalmente através da comédia.
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