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Guillermo del Toro sobre la muerte de Felipe Cazals: “El cine ha perdido a uno de los grandes”

“El cine ha perdido a uno de los grandes. Nuestra generación ha perdido a un maestro ejemplar y noble. Cazals es enorme —ayer, hoy y siempre”, escribió Guillermo del Toro en Twitter al enterarse de la muerte de Felipe Cazals. Y unos segundos después, como si se hubiera quedado corto, añadió: “Gracias por tu obra y tu bondad, Felipe. Por ayudar a las generaciones futuras”.

Del Toro acierta con sus mensajes. El director, guionista y productor de cine mexicano Felipe Cazals Siena, que falleció el sábado 16 de octubre a los 84 años, no sólo es reconocido por los numerosos premios y reconocimientos que le valieron sus películas, sino también por haber abierto camino dentro de la industria mexicana a un cine más atrevido, crítico y de gran calidad.

Cazals es el autor, por ejemplo, de La manzana de la discordia (1968), una película radical rodada en apenas dos semanas que cuenta el empeño de varios hombres por asesinar a un terrateniente que ejerce de cacique de pueblo. “Fue la primera película en México que rompió con todos los esquemas cinematográficos, como lo hicieran en Francia Jean-Luc Godard y François Truffaut: los diálogos y las situaciones cambiaban de un momento a otro, así como el emplazamiento de la cámara, el ritmo y la estructura. Al más puro estilo godardiano, Cazals realiza un filme existencialista, donde ya se adivinan los elementos característicos de su cine: la crueldad y la visceralidad”, se lee en la ficha de la película en FilmAffinity.

Y, sobre todo, de “la trilogía formada por Canoa (1975), El apando (1975) y Las Poquianchis (1976), visión cruel y descarnada sobre episodios de la realidad mexicana que trascienden y subliman el amarillismo habitual de la nota roja”, tal y como escriben los historiadores y críticos de cine Federico Dávalos y Perla Ciuk en el capítulo dedicado al cine mexicano del monumental Diccionario del Cine Iberoamericano publicado por la SGAE en 2011.

Canoa, Oso de Plata en la Berlinale 1976, recrea un hecho real ocurrido una madrugada de septiembre de 1968: el asesinato a sangre fría de unos jóvenes que buscaban refugio en la comunidad de San Miguel Canoa, en el estado mexicano de Puebla, por parte de unos habitantes del pueblo. Los jóvenes formaban parte de un grupo de excursionistas que querían escalar el volcán La Malinche y, al no poder hacerlo, decidieron pasar la noche en Canoa. Allí, el cura del pueblo los acusó de comunistas y algunos vecinos, armados con palos y antorchas, se echaron a las calles decididos a expulsarlos. Pero la situación se les fue de las manos y acabaron por matar a tres.

Las Poquianchis también tienen su origen en las páginas de sucesos del México de los sesenta. En este caso se trata de un hecho que también inspiró un clásico de la literatura mexicana contemporánea: Las muertas, de Jorge Ibargüengoitia. Las Poquianchis es el apodo con que conoce a las tres hermanas que tejieron una red de prostitución protegida por la policía y las autoridades gubernamentales en dos localidades de Guanajuato. Hasta que en 1964 se descubrieron los cadáveres de varias prostitutas asesinadas y, tras un juicio que fue seguido en todo el mundo, las hermanas recibieron una condena de 40 años de cárcel. Dos murieron y una, al salir, contrajo matrimonio con otro reo.

Otras películas fundamentales de la extensa filmografía de Cazals son: El año de la peste (1980: premios Ariel a la mejor película y a la mejor dirección, y Premio de la Crítica al mejor guión adaptado); Bajo la metralla (1983: premios Ariel a la mejor película y a la mejor dirección); Los motivos de Luz (1985: Concha de Plata en el Festival de San Sebastián); Su alteza serenísima (2001) o Las vueltas del citrillo (2005: premios Coral a la mejor película y a la mejor dirección en el Festival de La Habana, y premios Ariel a la mejor dirección y al mejor guión original, y Premio Especial del Jurado en el Festival de Amiens, Francia).

Su última largometraje estrenado, Ciudadano Buelna (2013), inspirado en la vida de uno de los personajes clave de la Revolución mexicana —el poeta, abogado y militar Rafael Buelna—, se alzó también con dos premios Ariel: a la mejor dirección de arte y al mejor vestuario, y mereció otras cinco nominaciones. Para Cazals, Buelna representaba a los “verdaderos perdedores de la Revolución que no pudo ser, debido a la irremediable contradicción que existía entre sus ideales y su endógena corrupción”.

Crédito de la foto: Felipe Cazals retratado en San Sebastián, donde su película Chicogrande inauguró el Festival de Cine en 2010. © Juan Carlos Ruiz / Foku.

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