Se anuncian las nominaciones a la 63ª edición del Premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) y en ella figura El baile de los 41, película que recibió la ayuda de Ibermedia a la Coproducción en la Convocatoria 2019 y que recrea la fiesta gay y la posterior redada policial realizadas allá por 1901 en la Ciudad de México, durante el régimen de Porfirio Díaz.
Dirigida por el reconocido director mexicano David Pablos (La vida después, de 2013, y Las elegidas, de 2015, se cuentan entre sus cintas más premiadas), El baile… competirá por 11 premios, incluyendo el Ariel a la Mejor película, Mejor dirección, Mejor actor, Mejor actriz, Mejor fotografía y Mejor música original, entre otros.
Escrita por Monika Revilla y protagonizada por Alfonso Herrera, Emiliano Zurita, Mabel Cadena, Fernando Becerril y Carolina Politi, entre otros, es una coproducción de El Estudio y Canana Films de México, y Bananeira Filmes de Brasil, junto a la francesa Manny Films.
Así recordaba el cronista Carlos Monsiváis los hechos (y los rumores) conocidos con el título que hoy lleva la película:
“A las tres de la mañana del domingo 18 de noviembre de 1901, en la céntrica calle de la Paz (hoy calle de Ezequiel Montes), la policía interrumpe una reunión de homosexuales, algunos de ellos vestidos de mujer. […] La escena, inventada con brío en cada recuento periodístico, es sucesiva o simultáneamente patética o apocalíptica, al gusto del moralismo que selecciona a las víctimas de la ley y del morbo (una y la misma cosa). De ellos, 22 visten masculinamente y 19 se travisten. Estos son los haberes de los detenidos, imaginados o extraídos de los chismes policiales (no hay un parte oficial): faldas, perfumes caros, pelucas con rizos, caderas y pechos postizos, aretes, choclos bordados, maquillajes de blanco o de colores estridentes, zapatos bajos con medias bordadas, abanicos, trajes de seda cortos, ajustados al cuerpo con corsé. En una recámara, un niño de mercería sobre el lecho. A medianoche, se rifa un joven apuesto de sobrenombre Bigotes Rizados.
“En las crónicas de los primeros días se insiste: son 42 los detenidos. Luego, se ajusta el número: 41, y eso aviva el rumor (leyenda) («verdad histórica»): el que desaparece de la lista, compra su libertad a precio de oro y huye por las azoteas es don Ignacio de la Torre, casado con la hija de Porfirio Díaz. Más que ningún otro hecho, lo que distingue a la Redada es la presencia, certificada por el chisme masivo, del Primer Yerno de la Nación.
[…]
“Para entender el odio a lo diferente en el México de principios de siglo, conviene revisar la moral imperante durante la dictadura de Porfirio Díaz, en lo público estricta con todos, normales y «anormales» (en lo privado no les va tan mal a los heterosexuales promiscuos). A esta moral le indignan, por ejemplo, el adulterio, la pérdida de la virginidad antes del matrimonio, el sexo sin fines reproductivos, la exhibición de las piernas desnudas de las mujeres, el conocimiento de la anatomía. La masturbación, se afirma, causa daños irreversibles, entre ellos el florecer de vellos en la palma de las manos. Y sin definición alguna, se alaban el decoro, la dignidad, el pudor, la castidad.
“Lo más significativo de la Redada de los 41 es, reiteradamente, la detención arbitraria de un grupo que se divierte una noche de sábado. En 1901 se alega que Los 41 «carecen de permiso», pero en las crónicas de la época no se menciona la exigencia de permisos o notificaciones previas de las reuniones. No se conciben siquiera los derechos civiles y humanos, y «el mal ejemplo» es delito suficiente. De allí el comentario de Daniel Cabrera, cuya frase explica las estrategias del silencio en torno a la homosexualidad: «La mordaza que ponen en nuestro labio el respeto al pudor y las buenas costumbres». Mencionar a «los sodomitas» no es sólo concederles existencia, sino despertar la curiosidad de los jóvenes, «ignorantes de las desviaciones del instinto». En México no está prohibida la homosexualidad, y esto se debe en muy amplia medida a la admiración desbordada por Francia. En 1791 la Asamblea Revolucionaria suprime las leyes contra la sodomía, en rechazo explícito de las prohibiciones judeocristianas. Durante el Consulado, Napoleón Bonaparte es el Primer Cónsul, y el Segundo Cónsul es Jean Jacques de Cambacéres, que traslada al Código Napoleónico la despenalización revolucionaria de la homosexualidad, así persistan de manera irregular las detenciones por «atentados a la decencia».”
[Tomado de la revista Letras Libres: “Los 41 y la gran redada”, 30 de abril de 2002].
La ceremonia de entrega de los Ariel se llevará a cabo el sábado 25 de septiembre a las 9:00 pm (hora mexicana) y en la categoría Mejor película iberoamericana también figura otra película apoyada por Ibermedia: Las niñas, de la española Pilar Palomero, junto a Babenco, de la brasileña Bárbara Paz; El agente topo, de la chilena Maite Alberdi; El olvido que seremos, del español Fernando Trueba, y La Llorona, del guatemalteco Jayro Bustamante.