A cargo de su primer caso, la metódica detective Amaranta Villalobos debe asociarse con el experimentado policía nicaragüense Sebastián Toruño para resolver un confuso feminicidio, largamente ignorado, en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua. La madre de la víctima insiste en señalar como asesino al iracundo prófugo apodado El Ñambo. Pero los agentes pronto descubren que él es una víctima más, en un pueblo que esconde, bajo su imagen apacible, una sórdida red de intrigas y coerciones.

En un futuro no muy lejano, cuando la tecnología ha absorbido los corazones de los seres humanos, un ejército de reptilianos invaden de incognito el planeta y logra capturar a los humanos dentro de las grandes ciudades, todos los humanos viven dentro y para la red, ignorando su prisión, viviendo una falsa vida fría y distante. ILLA una niña, recorre la ciudad relatando para su canal los lugares más extraños y
misterios, en una de estas transmisiones ILLA encontrara el muro desconocido que los separa del mundo exterior.
En una aldea subterránea, oculta, vive YAKU, un niño mutante de gran corazón. Junto a su ABUELO, YAKU aprende del mundo exterior, el extraño bosque de hongos, al que ambos tiene prohibido salir por órdenes de EL GRAN CHAMAN, que oculta y protege la aldea con todos sus habitantes.
A pesar de las ganas, el empeño y el profundo amor por su nieto, ABUELO no es capaz de interesar a YAKU en el manejo de su gran poder, una conexión única y personal con la naturaleza. YAKU solo está interesado en conocer la distante montaña de cristal, algo que inquieta y preocupa a su ABUELO, ya que viajar hasta dichas montañas es la más grande de las prohibiciones. En medio es esta discusión ABUELO y YAKU son sorprendidos por un grupo de guardias reptiles que secuestran a ABUELO