Tras 19 años en Buenos Aires, el Koso, un enigmático exiliado kosovar, parece un porteño más. A sus cincuenta años trabaja como cerrajero y como juez de boxeo, y vive en una pequeña casa repleta de plantas, en la periferia de la ciudad. En su rutina diaria trata de ser útil ayudando a su vecina, una joven madre soltera con edad como para ser su hija, a la que perturba con sus torpes e innecesarios intentos de protección.
En medio de la crisis económica nacional, la vida del Koso no está exenta de peligros: el circuito de pugilismo para el que trabaja se está corrompiendo y él es una pieza incómoda en ese proceso. El Koso es un juez justo. Y es también, sobre todo, un hombre al que nadie termina de entender.
De hecho él guarda un secreto. Y un inesperado encuentro lo sacará a flote.