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En un pueblo olvidado de la costa ecuatoriana empiezan a escasear los pedidos de sombreros «panamá», fuente de trabajo de la comuna. Edmundo, un viejo y hábil tejedor, recibe el valioso encargo de un sombrero para una casa de moda en el extranjero, al mismo tiempo que descubre que padece de una enfermedad terminal. Edmundo vive junto a su esposa Margarita, quien trabaja en un nuevo cultivo, y su nieto al que cría como su hijo, y se compromete a entregar este tejido extrafino en seis meses, y con éste, delegar la tradición a su hijo adolescente José.
La lucha por tejer y enseñar se complica. José se enamora de una muchacha con quien se plantea migrar a la ciudad…

En un puerto de la Patagonia Austral, cerca de bases petroleras y un mar frío, en el club “Monterrey”, baila NINA. Ella es afónica y tiene una belleza hipnótica. Convive con CARLA, la proxeneta del club y su bebé. Nina tiene sexo con algunos de los clientes, la mayoría petroleros. No disfruta del sexo, siente un dolor atroz y sufre de infecciones.Una tarde, IVÁN su nuevo vecino, va a su casa para ver la televisión. Nina e Iván salen a pasear juntos al parque de atracciones. Comienza un vínculo amistoso, casi romántico, entre ellos dos.
Y frente al amor vuelven los recuerdos del fondo del mar. De las travesías en los naufragios y de cuando Nina se enamoró del cadáver de un marinero. Nina empieza a ver al marinero en el pelaje negro del gato del padre de Iván, en la barba de un cliente regular, en la piel
suave del bebé de Carla, en los ojos verdes de Iván… Pero cuando Nina ama, renacen sus instintos de sirena canibal. Cuando Nina ama, come.

Felipe y Manuela van a ser padres por primera vez, se sienten extraños, todo es nuevo y no están seguros de nada. Felipe, invadido por el miedo, deja la casa y se esconde en una ciudad dormitorio a unos treinta kilómetros de la capital, emprendiendo un viaje inmerso en sus fantasías y temores. A través de varias historias y tiempos diferentes, Felipe se enfrenta a una familia imaginaria, a su familia real y al recuerdo de Manuela. Los personajes de cada historia aparecen como fantasmas, mientras se precipita el nacimiento de su hijo.

«Las muertes pasajeras» es el retrato de una confusión, una mirada irracional sobre el miedo a ser padre.

Inés viaja a Kiruna, un pueblo sobre el círculo polar ártico-sueco y a más de trece mil kilómetros de Uruguay. Revisita su pasado de exilio plasmado en centenares de cartas escritas a mano entre ella y su padre, preso durante 14 años en Uruguay. Cartas en las que compartieron sueños y dificultades, donde la escritura y la familia se convirtieron en un puente para estar juntos, donde sea.

En un pequeño pueblo austro-alemán perdido en la selva peruana vive Hannah (33), una empleada de limpieza de un hospital que lleva algunos meses planeando e ilusionándose con un viaje para conocer Alemania. Pero ése es un cuento más de los que ella suele inventar. En el fondo, lo que quiere Hannah es alejarse de su madre alemana, quien la crió y ahora vende tejidos en la feria del pueblo. Hannah comparte su vida con Eva (45), su maternal pareja y administradora del matadero de vacas del pueblo. Eva es una mujer terrenal que debe hacer frente a protestas y asaltos debido a la creciente escasez que vive el pueblo. Sin embargo, sabe que su trabajo es el único medio que tiene para poder terminar de pagar la tumba de su hermana menor, a quien crió como una hija.
Un día caluroso llega al pueblo Betina (35), una mujer rústica y solitaria. Betina fuma compulsivamente. En el fondo, Betina viene huyendo cargada de un abrupto embarazo que no desea. Betina busca caminos para detener su embarazo y le pide ayuda a Hannah.

Silvio Bertolini no puede cobrar el pago de su jubilación porque lo dan por muerto. Enredado en el sistema burocrático, hará todo lo posible para demostrar que está vivo.

El Negro” Arroyo es un célebre director de diarios chicha en el gobierno Fujimorista. Los inicios del joven Arroyo fueron en el diario El Día y ahí conoció a “El Gordo» Luján, quien desencantó a nuestro personaje de sus ideales periodísticos, mostrándole que la verdadera función de los diarios es vender.
Molesto y confundido conoce a un grupo de periodistas con los que forma parte de la fundación del diario El Pueblo en el que mostraría su talento como un periodista serio, pero también como una persona que tiene una habilidad muy particular de enganchar con los lectores. Es así que, en un momento difícil del diario, Arroyo logra sacarlo a flote haciendo uso de las enseñanzas de “El Gordo” y de su habilidad periodística dando un nuevo giro a El Pueblo, cosa que le agradaría a Efraín Zavala, dueño del diario, pero lo pondría en conflicto con sus antiguos amigos periodistas, incluyendo su mejor amigo Ángel.

Jackson junto a su mejor amigo Jonlenon combina su creatividad con la pasión y fervor necesario para hacer películas con los menores recursos posibles. Su última aventura; una película que habla sobre masivas caravanas de migrantes titulada “Éxodo”, los lleva a filmar a las locaciones más extremas e inusuales. Jackson trabaja con su amigo Bekam en una ONG que lleva Bibliotecas Móviles a diferentes zonas de riesgo social en Tegucigalpa y vive con su madre Rosalinda; una maestra de escuela pública.
Luego de mucho empeño, Jackson, Jonlenon y la compañía de diversos personajes del barrio logran terminar la grabación. En la sala de computadoras de la ONG Jonlenon procede a incluir una canción para el final y así verla terminada, descubren que la dificultad de llevar su película al público general es igual o más difícil que realizarla.
Con el amargo sabor a derrota por que nadie ve la película, Jackson y Jonlenon son citados por un tal “Junior Black”, el líder de la pandilla del barrio y el dueño y compositor de la canción que usaron para el final. Sin embargo, él no les llamó para castigarlos sino para ofrecerles su ayuda.

En la madrugada del 24 de diciembre, una llamada a medianoche despierta a Elisa (50). Al otro lado de la línea, la voz de un hombre la deja inmóvil. Al verla colgar, Gerardo, su esposo, le pregunta que qué sucede, que quién ha llamado a esa hora. En un principio, Elisa solo logra murmurar el nombre de Saúl, el hijo que ésta tuvo en un matrimonio anterior, al cual no ve desde que éste tenía catorce años. Le han dicho que debe ir a identificar el cuerpo de éste a la morgue. Ni ella ni Gerardo entienden lo que está pasando. Saúl debía llegar de los EE.UU ese mismo día para pasar la navidad con ellos después de tanto tiempo. Inmediatamente, se marchan a la morgue. Aquí le muestran el cadáver de un hombre con el cuerpo tatuado y el rostro totalmente desfigurado por haber recibido una paliza. Molesta, ella les dice ese no es su hijo, que ella no parió ningún criminal y se marcha furiosa del lugar.
Después de haber vivido ese mal rato, Elisa sigue su día con la ilusión de reencontrarse por fin con su hijo. Una vez en el aeropuerto, pasa horas esperando por él pero éste nunca llega.