El cineasta, crítico, historiador y dos veces director del Festival de San Sebastián (de 1986 a 1989 y de 1993 al 2000) ha fallecido este lunes 15 de abril a la edad de 72 años. Hace apenas unos meses, en octubre del año pasado, había recibido la Medalla de Honor de la Academia del Cine en reconocimiento a su “admirable trayectoria” y su “dedicación constante al cine español”. Realizador de numerosos documentales y series de televisión, y autor de una docena de libros entre los que destacan ¿Reírse en España? El humor español en el banquillo, Fernando Fernán-Gómez. Apasionadas andanzas de un señor muy pelirrojo o Pilar Miró. Nadie me enseñó a vivir, la relación de Galán con el Festival de San Sebastián empezó como crítico, siguió como asesor y tan sólo un año después —en 1986— ya era nombrado director del certamen. En esa primera etapa como director recuperó la categoría A para el Festival donostiarra y logró atraer a grandes figuras del cine mundial.
Durante esa primera etapa también se le atribuye el mérito de convertir el Velódromo en una espléndida sala de cine que Oliver Stone llegó a calificar como “la mejor del mundo”. Cuando volvió a hacerse cargo del Festival lo hizo con el propósito de que el público de la ciudad sintiera como suyo el Zinemaldia y sumar más espectadores en cada edición. Dejó la dirección del Festival de San Sebastián en el año 2000 con el objetivo cumplido, aunque mantuvo su relación como consejero.
Cuando en octubre del año pasado recibió la Medalla de Honor de la Academia de Cine de manos de la productora Esther García, en un acto que fue presentado por el actor Paco León, Diego Galán no pudo evitar que se le rompiera la voz y que unas lágrimas cayeran de sus ojos. “A mí no me emociona nadie y lo habéis conseguido”, dijo antes de bromear: “Ahora con un vino se me pasará”.
A continuación reconoció: “Mi ilusión por el cine español, que nació de niño en el Teatro Cervantes de Tánger, no ha muerto. Veía las películas varias veces, así me hice especialista en grandes figuras de nuestra cinematografía”.
Diego Galán nació efectivamente en Tánger en 1946, aunque él, en 2001, tras recibir el premio Tambor de Oro de la ciudad de San Sebastián, se declaró ante todo “donostiarra”. Porque como también reconocía el año pasado, “lo he pasado bien en cada trabajo, pero mi etapa más feliz fue en San Sebastián”.
En la extensa obra audiovisual destacan los cortometrajes Apunte sobre Ana, El mundo dentro de tres días, Tu amiga Marilyn o Una tarde con Dorita Amor; las series documentales realizadas para TVE Memorias del cine español (15 capítulos, 1975), Queridos cómicos (23 capítulos, 1992) o Una historia del Zinemaldia (15 capítulos, 2010, con Euskal Telebista – ETB), o los largometrajes Pablo G. del Amo, un montador de ilusiones, ¿Quién fue Pilar Miró?, Con la pata quebrada (sobre la evolución de la imagen de la mujer en el cine español desde los años 30 en adelante), Elio Berhanyer, maestro del diseño o Manda huevos.
“Nadie como Diego Galán ha conocido el cine desde todos los ámbitos, especialmente el cine español”, expresó al conocer la noticia Mariano Barroso, actual director de la Academia de Cine. “Vamos a echar de menos su rigor, su solvencia y, a nivel personal, su generosidad con todos nosotros. Hasta siempre y gracias. Vuela alto, querido Diego”.
“Ha muerto Diego Galán, un apasionado por el cine, sin el que no se podría entender la historia de nuestro festival”, se sumaron los actuales organizadores del Festival donostiarra. “Descanse en paz. Un fuerte abrazo a sus seres queridos”. Y más adelante, a través de Twitter: “Hasta siempre Diego. Convertiste el @sansebastianfes en un festival de tod@s y nunca te olvidaremos. Encuentra tu película allí donde estés”.
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En la foto, Diego Galán en el Festival de San Sebastián de 2006. © Marco Antonio Pena Zapatería.