Narración audiovisual por capítulos en formato nativo digital, es decir, creada para distribuirse a través de internet o de dispositivos móviles.
Las primeras webseries datan de 1996, pero el boom empieza en 2007, con YouTube. Aunque grandes cadenas como FOX han creado webseries (The Cell), suelen ser producciones independientes y en muchos casos amateur, o realizadas por profesionales debutantes.
Los capítulos duran entre 3 y 15 minutos, aunque recientemente han ido reduciendo su duración hasta menos de 7 minutos. Es el tiempo que el público, en su mayoría jóvenes, aguanta un vídeo en su dispositivo móvil.
Su principal problema es la financiación. Como no están respaldadas por cadenas y se emiten gratuitamente por internet, deben ser muy baratas por necesidad. Si a esto se suma la baja velocidad de descarga de internet, además del tiempo que se suele demorar entre rodar un capítulo y el siguiente, es muy normal que la audiencia vaya descendiendo dramáticamente entre episodios. Muchas series quedan sin concluir. No obstante, las de mayor éxito han sacado adelante cuatro y hasta cinco temporadas pagadas con donaciones del público.
En América Latina existen numerosos ejemplos de webseries, los más exitosos en Venezuela y Colombia por su fuerte tradición de telenovela.
Por su capacidad de viralizar y fidelizar espectadores, las marcas han empezado a invertir en webseries como una alternativa a la publicidad convencional,. Esto contribuye a crear una pequeña industria audiovisual de producción de webseries que está al margen de las agencias publicitarias.