En los próximos días, la coproducción costarricense-mexicana Dos Fridas dirigida por Ishtar Yasin se presentará en dos festivales internacionales que incrementarán exponencialmente el éxito que ya está teniendo esta película sobre la relación de la artista mexicana Frida Kahlo con su enfermera costarricense Judith Ferreto. Se trata del 7º Festival Internacional de Cine de Costa Rica donde Dos Fridas se proyectará el miércoles 3 y el viernes 5 de abril (Cine Magaly y Sala Garbo, respectivamente) y muy especialmente el 35º Chicago Latino Film Festival donde la nueva película de la directora, guionista, productora y actriz costarricense Ishtar Yasin se proyectará el lunes 8 y el miércoles 10 de abril (ambas fechas en el AMC River East 21 Theatre). En el CRFIC de Costa Rica Dos Fridas tendrá en cierta forma su “estreno local” —con la ilusión que eso conlleva—, mientras que en el CLFF de Chicago la expectativa será máxima teniendo en cuenta que fue en la comunidad latinoamericana afincada en Estados Unidos donde nació el “mito” Frida Kahlo y se extendió por el mundo hasta convertirla en la artista latinoamericana más reconocida de la historia. Artistas, feministas, artesanas y mujeres inmigrantes en general tendrán la oportunidad de re-conocer momentos en la vida de la pintora mexicana que hoy resultan claves para comprender su arte como un icono de la cultura mestiza de raíces indígenas. Estas presentaciones serán la lógica continuación de un exitoso recorrido internacional que empezó en las Noches Negras de Tallin, en Estonia, siguió en el Festival Internacional de Cine de Mujeres de Aswan, Egipto, y proseguirá en Italia y el Líbano, entre otros países. Un inicio fulgurante que recuerda al de El camino, la más premiada y aplaudida película de Ishtar Yasin hasta el momento. De todo esto hablamos con ella en esta entrevista. Ah, por cierto: Dos Fridas recibió la ayuda a la Coproducción en la Convocatoria 2015.
Escribe TOÑO ANGULO DANERI
Empecemos por las buenas noticias. Tras estrenarse en el Noches Negras de Tallin y ser la película elegida para abrir el Festival Internacional de Cine de Mujeres de Aswan, Egipto, el recorrido internacional de Dos Fridas sigue por todo lo alto: se vienen el Festival de Costa Rica, el Latinoamericano de Chicago, uno en Italia, otro en el Líbano…
Justamente, ya lo has dicho. La película se estrenó el 24 de noviembre del año pasado en Tallin y desde entonces la hemos presentado en Egipto, ahora vamos a Costa Rica, luego a Chicago y para más adelante tenemos un festival que se llama Oltre lo Specchio, del 5 al 12 de junio, en Milán, Italia, y también el Festival de Tripoli, en el Líbano, del 9 al 19 de junio. En el Líbano estamos en la selección de películas de ficción, en la que sólo compiten siete títulos de todo el mundo, y Dos Fridas es la única película iberoamericana.
¡Qué bien!
Creo que tiene que ver con que Frida Kahlo es un personaje internacional. Definitivamente, es la artista latinoamericana más reconocida de la historia, y eso también nos abre puertas y despierta interés en el mundo entero.
Modestamente centras el interés de la película en la figura de Frida Kahlo, y es verdad: es probable que durante mucho tiempo siga siendo la artista latinoamericana más reconocida. Pero El camino, tu película del 2008, tuvo un recorrido internacional similar, y ahí no había gancho añadido. Era pura y exclusivamente tu cinematografía.
Sí, eso también es verdad. Con El camino obtuvimos como quince premios internacionales y se estrenó en más de cincuenta países. Con Dos Fridas sabemos del interés de otros festivales, pero hasta que no tengamos la confirmación no puedo dar la noticia. Sí creo que Dos Fridas va a tener una importante gira, porque a pesar de ser una película arriesgada, con una propuesta distinta al cine que se está haciendo actualmente, tiene proyección internacional.
Las mujeres hemos sido “objetos”, pocas veces “sujetos”. Por eso me interesa aportar mi visión sobre la mujer, no desde una postura ideológica, sino desde una necesidad humana
¿Entonces la expectativa va por ahí?
No lo sé aún porque son películas muy distintas, aunque creo también que comparten similitudes; eso habrá que analizarlo a su tiempo. En lo que no tengo ninguna duda es en que la forma de una película está determinada por su contenido. En el caso de El camino estábamos hablando de niños migrantes, de abuso sexual y abuso de poder… Dos Fridas también está determinada por su contenido, que es principalmente la obra de Frida Kahlo y sus fuentes. Para hacerla no sólo quise inspirarme en sus pinturas, sino en aquello que hizo que su obra fuese así y no de otra manera: el arte popular y la mitología indígena mexicanos, toda la imaginería médica y religiosa, y por supuesto el Surrealismo, a pesar de que Frida nunca quiso ser parte de ese movimiento y lo rechazaba. Pero había una similitud: ella trabajaba el inconsciente, las imágenes que surgen de ahí, los símbolos que aparecen en los sueños, su naturaleza simbólica. Al inspirarme también en estas fuentes, la forma fue surgiendo de manera natural dentro de Dos Fridas. Tuve claro que no solamente me interesaba la realidad que vemos, sino lo invisible, ¡que también es la realidad! Y me interesaba la memoria de este personaje que fue Judith Ferreto, su enfermera. Y jugar con los tiempos: el pasado, el presente, los sueños, el futuro. Todo se iba entrelazando naturalmente.
¿Cómo fue tu trabajo de documentación? A ver, tú eres actriz; no sólo en esta película, sino actriz reconocida, formada en el teatro. ¿Frida Kahlo era un personaje que ya te perseguía de antes o se te ocurrió la película y dijiste: “Bueno, ahora me pongo a investigar sobre ella y sus fuentes”?
[El cineasta y teórico del cine chileno] Raúl Ruiz hablaba de un cine chamánico, un cine en el que unas fuerzas poderosas te dirigen y te impulsan en tu creación artística. Frida Kahlo es un personaje que descubro en mi adolescencia. A los quince años veo por primera vez una pintura suya, El venado herido, que me impacta y me lleva a investigar más sobre su obra y su vida.
Me apasionan en general los artistas que han trabajado ese mundo del inconsciente como Hieronymus Bosch [el Bosco] o [Giuseppe] Arcimboldo. No el naturalismo, sino lo que Diego Rivera llama, cuando habla de Frida Kahlo, el “realismo monumental”; es decir, un realismo que no sólo va a mostrar la vida tal cual la percibimos, sino también esos mundos internos que navegan dentro de la mente y el alma de los personajes. Ese lado irracional es para mí el motivo principal de cualquier creación artística.
Desde mi adolescencia, entonces, Frida Kahlo pasó a ser un personaje que me inspiraba para mi trabajo artístico. Realicé una obra de teatro sobre ella en el año 93, después hice otra en el año 96, y así descubro al personaje de Judith Ferreto. Gracias a esta obra conocí por un lado a la biógrafa de Frida, la escritora Martha Zamora, y también a la sobrina-nieta de Judith, Li Sáenz. Ellas me invitan a presentar la obra de teatro en un hotel que se llama Camino Real, que fue el hospital donde Frida y Judith se vieron por primera vez. Por eso digo que hay algo inexplicable en todo esto, a dónde me ha llevado el destino a hacer esta película para contar la historia de estos dos personajes. Y por eso también no me atraía en absoluto contarla de la forma “biográfica” tradicional, sino revivir momentos en la vida de ambos personajes, en los que nos podemos acercar a sus emociones, e hilvanarlos de una manera no-cronológica, buscando otros ritmos dentro de la estructura formal que constituye una película.
Judith Ferreto fue una enfermera extraordinaria, culta, sensible, con capacidades histriónicas. Estudió en Costa Rica y en Nueva York, vivió en Moscú, en México, cuidó a Carmen Lyra, a Frida Kahlo
Antes de hablar de lo formal, algo que me llama la atención en esto que dices es que salvo ciertos personajes muy secundarios que aparecen al final (Marx, Freud, Trotsky, Artaud, Diego Rivera), Dos Fridas es esencialmente una película sobre mujeres hecha por y con mujeres.
Cuando decido realizar una película, no parto de una decisión intelectual ni de una postura: es una necesidad… humana. Una necesidad urgente de expresar algo, una idea, unos sentimientos. Creo que ha habido mucho cine —la mayor parte del cine— que ha sido realizado por autores, directores, donde se ha hablado de la mujer, sí, pero desde una perspectiva masculina. Yo quería hablar de la mujer desde mi perspectiva porque siento que hay una necesidad de construir esa identidad femenina a través de la creación artística. De hecho, quiero que en todas mis películas los personajes principales siempre sean mujeres. Porque, si no lo hacemos nosotras, ¿quién lo va a hacer? Las mujeres hemos sido “objetos”, pocas veces “sujetos”. Por eso me interesa aportar mi visión sobre la mujer, pero ya digo, no desde una postura ideológica, sino desde una necesidad humana.
De hecho, el tema que atraviesa la película es el de “los cuidados”: primero Judith Ferreto cuida a Frida Kahlo y luego una chica joven cuida de Judith. Estamos hablando de una de las banderas del feminismo contemporáneo, el hecho de que los cuidados de personas enfermas ha estado, y sigue estando, a cargo exclusivamente de mujeres, con la cuota de invisibilidad e injusticia que esto trae consigo. ¿Fue también algo inconsciente por tu parte?
Sí, absolutamente. Claro que me interesa hablar de las actividades femeninas que han sido silenciadas u olvidadas o que no hemos tenido la posibilidad de reconocer, pero no es a partir de esta idea que concibo la película. El acto inconsciente es el que va armando la estructura de la obra. Cuando descubrí a Judith Ferreto, me sorprendió el hecho de que ella reviviera a Frida en sus últimos años de vida; así es como ese pasado y ese presente se entrelazaban a través del cuidado de los personajes, porque era una especie de espejo, algo que se repite y se sigue repitiendo entre nosotras las mujeres, en esa intimidad femenina en donde el cuidado es parte de un deseo de solidaridad y de humanidad entre nosotras. No es algo que me plantee porque es una idea feminista, sino que surge naturalmente. También creo que si las feministas hablan de esto es justamente porque parten de nuestra realidad como mujeres, y lo abordan porque es una actividad que se ha repetido y se sigue repitiendo a lo largo de la historia.
Has mencionado la palabra “espejo” y eso me recuerda que el título Dos Fridas alude en cierto modo al cuadro más famoso de Frida Kahlo, Las dos Fridas. Sabiendo que Kahlo es un personaje ampliamente conocido, me gustaría hablar del otro lado del espejo construido por ti: ¿quién es, quién era, quién fue la enfermera y también artista Judith Ferreto?
Una aclaración: la película se llama Dos Fridas porque si bien tiene relación con la pintura que mencionas, lo que a mí me interesaba era hablar de Judith y Frida, que también funcionan como dos personajes opuestos.
Para la creación del guion conté con la colaboración de la sobrina-nieta de Judith Ferreto, Li Sáenz, quien cuido a su tía en sus últimos años de vida en Costa Rica. Ella fue la que me contó que Judith era artista de vocación, que tocaba la guitarra y cantaba. También entrevisté al padre de Li, Carlos Sáenz, quien vivió en la Casa Azul con Frida y con Judith. Él me contó que Judith tocaba la guitarra, cantaba corridos, que era una mujer histriónica, y por eso se había llevado tan bien con Frida Kahlo y habían tenido una amistad tan profunda. Además, ambas tenían mucho en común, eran comunistas y, claro, a eso se suma la intimidad que se logra siendo la enfermera que cuida a su paciente y le ayuda a calmar el dolor.
El proceso de investigación para esta película fue muy largo. Entrevisté a muchísimas personas y realicé un documental de investigación que se llama Mi Judith. En ese documental entrevisto a la biógrafa, a la sobrina-nieta, también a otras personas que la conocieron, al papá de la sobrina que es el sobrino directo de Judith Ferreto, a un alumno de Frida Kahlo… Todos me fueron aportando su perspectiva y sus impresiones sobre los personajes. Trabajé con material histórico-biográfico para crear esa obra que es la base de Dos Fridas. Luego, claro, dejé fluir mi imaginación, que es el acto creativo y lo más apasionante. También hablé con un japonés que compró las cosas de Judith Ferreto en un anticuario, en Costa Rica, y las expuso en un museo de Japón. Él me aportó fotografías y otros datos y escritos sobre Judith Ferreto.
Fue realmente una historia hilvanada a lo largo de los años. La primera versión del guión es del 96, y hace siete años por fin me dediqué completamente a la creación de la película. También soy productora, directora y actúo como el personaje de Frida, siendo que el principal Judith Ferreto [interpretada por Maria de Medeiros].
¿Quién fue Judith Ferreto? Una gran enfermera. Una enfermera que estudió en Costa Risa, luego en Nueva York, trabajó con muchas personas en distintos países, vivió en Moscú, en México, en Costa Rica, cuidó a Carmen Lyra, a Frida Kahlo. Era una enfermera extraordinaria, una persona muy profesional y al mismo tiempo culta, sensible, con capacidades histriónicas, artísticas. Era un personaje muy rico, lo que me permitió poder crear eso que tú dices dentro de la película.
Como autora me interesa explorar esa dimensión del inconsciente, de los sueños, las pesadillas, todo lo invisible que existe y que también es real, quizá más profundamente real todavía
Antes hablabas de lo formal en Dos Fridas. A mí lo que más me ha llamado la atención es lo lejos que está de El camino como lenguaje cinematográfico. El camino yo la recuerdo como una película realista, convencional en el mejor sentido de la palabra. Dos Fridas, en cambio, tiene un punto onírico-surrealista en el manejo del tiempo, y pictórico en cuanto al color y las imágenes.
Sí, hay un salto, un deseo de riesgo, que es algo que siempre quiero tener dentro de mis películas: no realizar algo que ya sé que puede tener un buen efecto, sino seguir buscando y proponiendo nuevas visiones. En El camino, sin embargo, si recuerdas, hay tres líneas que se entrecruzan. Una es la principal, la de los niños que buscan a la madre que migra. Otra es la del hombre del bastón, un personaje en el que también hay algo onírico, misterioso, que va con la mujer del vestido azul. Y luego están los dos personajes que llevan una mesa toda la película y nadie sabe a dónde van con esa mesa. De manera que yo creo que ese elemento que se puede llamar surrealista sí estaba presente también en El camino; presente de otra manera, claro, porque la película así lo exigía. Además, en esa propuesta el reto era lograr el paso imperceptible del documental a la ficción, y de la ficción al documental, y también entrecruzar distintas líneas de tiempo entre los personajes.
En Dos Fridas definitivamente tomé un camino más hacia esa parte más irracional, que pueden llamar surrealista. Ahora, tampoco es que yo estudiara el manifiesto surrealista y quisiera a partir de ahí construir la película. No, esto también surgió naturalmente: porque estoy hablando de Frida Kahlo, porque estoy hablando de ese tiempo, y porque me interesa y me apasiona a mí como autora explorar ese nivel o esa dimensión del inconsciente, de los sueños, las pesadillas, todo lo invisible que existe y que también es real, quizá más profundamente real todavía.
En esa búsqueda creo que hay algo interesante y que tiene que ver con algo que me nace a mí naturalmente, no a partir de postulados, sino de mi propio deseo, mi deseo de libertad. ¡Libertad absoluta! Yo quiero ser libre como artista, expresarme libremente sin pensar en “cómo debería ser” una película; que ésta surja de lo más profundo de mi ser y en ese sentido sea una expresión verdadera. En Dos Fridas creo que esto se manifiesta en que no es un intento por describir simplemente la historia de alguien, sino por buscar fracturas dentro de la memoria para dejar entrar imágenes que no esperamos porque surgen de nuestro inconsciente.
Esto también se nota en el color y la fotografía. Cada luz, cada lámpara, cada color de una pared o textura de un vestido hacen que a mí me parezca una película muy pictórica al margen de que haya escenas, como la de la bañera, que remitan a cuadros de Frida Kahlo como Lo que el agua me dio. ¿Cómo fue el trabajo de fotografía y dirección artística?
He estado leyendo a Jan Švankmajer, no sé si lo ubicas, el cineasta checo que hizo Alicia [1988], una adaptación de Alicia en el país de las maravillas. Es una máquina, uno de los grandes artistas que me han inspirado. Efectivamente, en Dos Fridas me interesó mucho explorar la posibilidad de crear pinturas vivientes en cada una de las escenas. Porque el cine puede ser un lenguaje puramente cinematográfico o un lenguaje multidisciplinario, es decir, que se sirve de otras artes para su propia expresión. En este caso, yo quise servirme sobre todo de la pintura, pero también de la danza, el teatro, la música, la poesía. Quise explorar nuevas posibilidades dentro de la expresión cinematográfica, y el hecho de que Frida Kahlo haya sido pintora también me llevó a esta búsqueda. En Dos Fridas hay varios de sus cuadros, incluso personajes de sus cuadros. Uno es justamente Lo que el agua me dio; otro es la niña calavera, del cuadro Niña con máscara de muerte; y la escena final de la mesa y los personajes históricos se inspira en dos pinturas: La mesa herida, donde aparece Frida sentada en una mesa que sangra, y Moisés [o El núcleo de la creación], donde aparecen distintos personajes históricos. Ambas pinturas me inspiraron para esa exploración dentro del mundo de los vivos y de los muertos, encontrar los puentes que unen ambos mundos. Si bien en Dos Fridas no hay pinturas, por supuesto que hay una propuesta plástica-estética muy fuerte porque yo quería que el espectador viera la película como si mirara con los ojos de Frida. Y no crearla de alguna forma intelectual, sino intentando entrar dentro de su mirada, de su precepción de la vida, sin utilizar el recurso más fácil que habría sido mostrar sus pinturas.
El cine puede ser un lenguaje puramente cinematográfico o un lenguaje multidisciplinario. En este caso quise servirme de la pintura, pero también de la danza, el teatro, la música, la poesía
¡Eso es! El gran hallazgo pictórico de tu película es que uno siente que está mirando lo que sucede en la película como lo haría una artista tremendamente sensible como Frida Kahlo. Por eso los detalles en la ropa, las velas, las puertas, los marcos, las cortinas… Y eso siendo directora, productora y actriz a la vez. ¿Cómo se consigue hacer eso?
También fui guionista de la película, eso es muy importante porque me permitió ir asimilando la historia a través de la escritura y de la búsqueda de imágenes. Como te conté, en el año 96 interpreté al personaje de Frida Kahlo en esa obra de teatro, es un personaje que ha vivido muy cerca de mí, un personaje a quien conozco. He leído todas las biografías que he podido, he ido muchas veces a la Casa Azul. Nunca he dejado de interesarme por su vida y su obra. Entonces, al ser una artista que vive conmigo, no me resultó difícil revivirla a través de mi propia vida. Porque en el fondo no intento ilustrar o imitarla a ella, sino más bien partir de mi propia vivencia como ser humano y así sentirla y encarnarla desde mi interior. Yo trabajo mucho con imágenes, y había muchas que me inspiraban, como la diosa Coatlicue, que es una de las diosas indígenas más fascinantes del mundo prehispánico, o la reina Nefertiti, que era un personaje que Frida siempre soñó ser. Lo dice en su Diario íntimo que escribió en la época en que la cuidó Judith, y que es una fuente de inspiración muy importante de esta película. Son los últimos años de Frida, es un libro fascinante, y allí en sus escritos y dibujos habla de distintos personajes que a mí me servían como imágenes para la interpretación del personaje.
Haber sido directora, productora, guionista, generó una fuerza interna muy grande en mí. Una tensión, un dolor, un espíritu de lucha frente a la adversidad. Esos sentimientos, y esa lucha, ese enfrentamiento contra la adversidad que el propio patriarcado genera, me ayudaban a sentir desde dentro a Frida Kahlo como mujer.
Me contabas que tenías adelantado tu próximo trabajo, un documental sobre tu padre y tus orígenes. ¿Podrías detallarnos un poco cómo va este nuevo proyecto?
A lo largo de los años he ido filmando a mi padre Mohsen Yasin, quien fue un director de teatro iraquí que falleció hace cuatro años en Londres, como parte de mi proceso de búsqueda de mis orígenes, mis raíces árabes sumerias, porque mi papá era de una ciudad sumeria al sur de Bagdad. Ahora estoy trabajando en la edición de ese documental, es mucho material. Además tengo más proyectos para otras películas, incluso guiones listos.
¿De ficción o documental?
Ficción. He realizado documental, pero lo que me apasiona es la ficción, la creación de mundos. El proceso con Dos Fridas ha sido bastante largo…
Siete años, decías.
Siete años dedicada por completo, pero más años desde la escritura del primer guión.